Casa-Museo de La Merced

Es el 2009 un año que debería estar marcado y subrayado de rojo en el mundo cultural de Herencia pues son muchas las efemérides que durante el transcurso del mismo tendrían que ser recordadas y festejadas en nuestro municipio. Así, por señalar algunos datos, se podría indicar que un 25 de septiembre de 1929, hace ahora 80 años, abre sus puertas un grupo escolar perfectamente dotado con todo el mobiliario y material pedagógico gracias a la donación realizada por el que fuera nombrado hijo predilecto de Herencia, Joaquín Carrasco y García Navarro, y su esposa, Carmen Alcalde Fernández. Centro de educación todavía imprescindible para nuestra localidad, es el popularmente conocido como Colegio de la Zanja, que junto a otros dos inmuebles más conforman el actual Colegio Público Carrasco Alcalde, denominado así en recuerdo y honor al matrimonio anteriormente citado.

Sin embargo no es este emblemático edificio herenciano sobre el que quiero hablar en esta ocasión, sino de uno más antiguo, el cual, hace ahora justamente 100 años, fuera sede del conocido Colegio de La Merced, de corta vida, pero de una importante labor educacional, digna de recuerdo, elogio y mención en el año de su centenario. Inmueble sito en el número 20 de la calle Colón, junto a la Real Iglesia Conventual de La Merced, y colindante al antiguo claustro de La Merced, hoy patio del Ayuntamiento, la Casa de Herencia y la Casa-Conventual de los Religiosos Mercedarios, es en la actualidad una de las entidades patrimoniales más importantes de nuestra localidad. Me refiero a la Casa-Museo de La Merced de Herencia, cuya idea se gestó hace ahora 10 años a partir de los actos conmemorativos que la comunidad mercedaria de Herencia, de la cual depende, preparó para festejar los 100 años de la presencia de los mercedarios calzados en esta villa manchega.
Gran desconocida en nuestra localidad, si cabe, y entre otros muchos motivos, por la ausencia de una leyenda en su fachada que indique su importante presencia, la Casa-Museo de La Merced es sin duda uno de nuestros mayores tesoros, con unas envidiables instalaciones que albergan un importantísimo legado artístico tanto por su cantidad como por su calidad.

Para recordar sus orígenes nos tenemos que remontar al año 1999, como digo en plena celebración del centenario de la presencia de la Merced Calzada en nuestra localidad, cuando entre los muchos y variados actos conmemorativos se organizó también un ciclo de exposiciones en lo que entonces fue llamado Sala de Exposiciones de La Merced y que sería el germen de la actual Casa-Museo.

Contaba entonces con tan solo dos salas, a pesar de lo cual su repercusión fue un hecho incuestionable ya que de la noche a la mañana y en pleno centro de Herencia se contó con un importante lugar de encuentro, intercambio y difusión de la cultura, dinámico y vivaz. De sus paredes pudimos admirar en diversas exposiciones los cuadros de Antonio Ortiz Mayorga, el expresionismo de Consolación Núñez, el figurativismo de la navarra Ana Múzquiz o los paisajes de Gabriel Garcirreynaldos López, por citar sólo algunos de los artistas que por aquí pasaron entre los que también es cabe destacar la presencia del pintor herenciano Manuel Fdez.-Caballero.

Los cimientos de lo que sería uno de los emblemas culturales de La Merced en Herencia estaban ya montados, sin embargo no sería hasta principios del 2001 cuando se produciría un hecho que remodelaría no solo el patrimonio cultural mercedario, sino el de todo el municipio. El 18 de enero de 2001, después de muchas conversaciones entre la Orden de la Merced y el Consistorio Municipal se aprobaba en sesión plenaria ordinaria la permuta de parte del edificio propiedad de la Comunidad Mercedaria de Herencia colindante a la Casa Consistorial por parte del edificio de propiedad municipal sito en la calle Colón.

Fue este acuerdo un hecho de vital trascendencia pues posibilitó a las autoridades municipales la rehabilitación del antiguo claustro de la Merced que fue convertido en el eje vertebrador del nuevo y majestuoso Ayuntamiento, mientras que por su parte, la comunidad mercedaria decidió dotar al pueblo de Herencia de un auténtico centro cultural, espacio de encuentro y diálogo que contribuyera a través de la cultura a cumplir su lema redentor: “libres para liberar”, rehabilitando los nuevos espacios adquiridos, uniéndolos a los ya existentes y dotándolos de todos los medios necesarios para fundar lo que sería la Casa-Museo de La Merced, la cual en palabras de su fundador, el entonces superior de la comunidad mercedaria de Herencia, Juan Féliz Vaca González, debería ser “nuestra conciencia histórica. Un libro en forma de habitaciones y abierto al público”.La misma se compuso de todas las dependencias museísticas necesarias para su fin: una sala de dirección, sala de reuniones, almacén-depósito, zonas de restauración, etc., a lo que habría de añadírsele las cinco salas expositivas bautizadas con el nombre de un ilustre mercedario del siglo XVI y XVII relacionado con el arte, que conformarían los más de 400 m2 de este centro cultural que pronto sería llenado de un importante legado histórico-artístico.Así, en las dos primeras salas, las denominadas Juan de Interián de Ayala y Gaspar de Torres, pueden ser admirados, gracias al acuerdo de cesión firmado entre el Consejo del Gobierno de la Provincia de La Merced de Castilla, titular de las obras y la Comunidad Mercedaria de Herencia a solicitud del P. Juan Féliz Vaca, hasta 21 cuadros obra del pintor gallego, natural de Santa Olalla de Chacín, Pedro García Lema, pintor cósmico y apocalíptico del que afirmara Gregorio Marañón sería llamado por las futuras generaciones “el teólogo de la pintura”, tan bien conocido por su faceta de conferenciante y escritor y cuyos lienzos se encuentran colgados en numerosos museos así como en la Galería Nacional de Londres.
La siguiente sala, la conocida como Baltasar Velázaquez, atesora en su interior varias vitrinas en las que pueden admirarse importantes piezas de arte religioso, desde escapularios hasta estandartes pasando por coronas, bastones de mando, etc., pertenecientes tanto a la Virgen de las Mercedes como a la Virgen de la Cabeza de cuya ermita está encargada la comunidad mercedaria. Además, junto a todo esto se puede apreciar la obra del herenciano Jesús Madero cuya calidad emocional como pintor, tal y como dijera de él Agustín Úbeda, es incontrolable. Cuadros y esculturas que reflejan el amor pasional por lo bello tan característico de su autor donde resalta el verde plateado y oscuro de los campos de olivo que tanto lo han identificado.
A continuación, tras un pequeño pasillo donde la obra de Madero viste sus paredes, se accede a la siguiente sala denominada Leonardo Argensola. De grandes y amplias dimensiones su espacio está dedicado a la acuarela del reconocido y premiado en numerosas ocasiones, Julián Martín Casado, mercedario de vocación, herenciano de nacimiento y artista de profesión del que también escribiera su paisano y amigo Agustín Úbeda en una de sus dedicatorias: “para mi amigo Julián, que pintaba mejor que yo, y como le dio por la fe no ha pintado lo que debía”. Marismas, flores, bodegones, paisajes y retratos colman el ánimo de los más exigentes pues solo un gran artista como él sabe jugar con el color y el no color, haciendo que el observador vea lo que no ha sido pintado ni dibujado. En total 22 obras cedidas de forma indefinida por el autor durante el mes de junio del 2003 bajo la cláusula de que dichas obras siempre deberían ser mostradas al público en dicho museo.

Isidro de Valcázar, es el nombre del ilustre mercedario con el que se conoce la última sala de este conjunto museístico, en la cual se pueden apreciar obra de diferentes artistas. Así comparten sala pintores como José Martínez-Rey, pintor de corte clásico y gran cartelista de los emblemáticos cines de la Gran Vía durante la posguerra, Jesús Madero, que de nuevo aquí nos deja apuntes de su arte, o José Higueras que nos representa las nuevas caras de la esclavitud.

Es así, tras los esfuerzos del Padre Juan Féliz Vaca, como martes 23 de septiembre de 2003, con todo el pueblo de Herencia inmerso en sus Ferias y Fiestas en honor a la Virgen de las Mercedes se inaugura oficialmente la Casa-Museo de La Merced, para cuyo evento se congregaron todas las autoridades políticas y religiosas del municipio y de la provincia mercedaria de Castilla.

Desde entonces y hasta hoy, la Casa-Museo de La Merced ha sido todo un referente cultural en nuestra comarca, gracias sobre todo a la labor de su director, el Padre Mario Alonso Agudo, al cual aprovecho para agradecer el uso de su archivo personal en la confección de esta breve reseña. Así, debido a las mercedes del Padre Mario con sus gestiones, su trabajo de director y su labor de guía, La Merced, Herencia y su Patrimonio se convirtieron en todo un referente, donde centenares de personas venidas de toda la geografía española, e incluso de diferentes puntos del globo, llegadas a través de exposiciones organizadas o de forma individual, pudieron conocer los misterios del conjunto-artístico mercedario de nuestra localidad y recorrer las salas de su Casa-Museo.

Sin embargo, el número de visitantes no es el único indicador a tener en cuenta para señalar la importancia de un museo, también lo es la calidad de sus obras expuestas y la calidad de sus actividades. Así al incalculable valor patrimonial de las obras citadas hay que unir otra serie de hechos que pusieron la Casa-Museo de la Merced en el panorama artístico regional y nacional, ya que algunas de sus obras fueron expuestas en importantes exposiciones como Celosías. Arte y piedad en los conventos de Castilla-La Mancha durante el siglo de El Quijote (1530-1650) todo un hito expositivo en nuestra región, ya que fue la primera vez que se reunió el patrimonio artístico de los conventos castellano-manchegos, aportando la Casa-Museo de la Merced el gran lienzo atribuido a Luis Tristán, “El Cristo del Juicio Final”. No fue esta la única gran exposición que solicitara la cesión de alguna obra de esta institución, pues VI Bienal de Arte de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) solicitó varias piezas de arte religioso de sus vitrinas. Son solo algunas muestras del importante legado custodiado en la Casa-Museo de La Merced a las que habría que añadir las numerosas peticiones de acuarelas de Julián Martín Casado, destacando la cesión realizada para la gran retrospectiva-homenaje de su obra organizada por el área de cultura del consistorio herenciano denominada “Sinfonía de Colores”..En resumen podemos decir que es La Casa-Museo de La Merced una institución de la cual se vanagloriaría cualquier población, por su hechura y situación, por sus instalaciones e historia, pero sobre todo por los tesoros que en él se conservan, cuya repercusión regional y nacional traspasa sus muros, pero que por desgracia a nivel local no es del todo conocida, careciendo quizás de convenios de cooperación entre la comunidad mercedaria e instituciones locales que lograra desarrollar todavía más su potencial.

Claro Manuel Fdez.-Caballero Martín-BuitragoLdo. En Historia del Arte y Monitor del Taller de Historia Local. Publicado en el Libro de Feria y Fiestas 2009.

 

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