Limonero: «El balonmano me enganchó por su espíritu de deportividad»

Nos hacemos eco de una noticia publicada en Mancha Información de nuestro vecino «Limonero», como todos los conocemos, que lleva ya dos años en el Club de Balonmano Ciudad Encantanda.

Francisco Javier Fernandez Galan Limonero - asobal balonmano

Francisco Javier Fernández Galán, conocido como ‘Limonero’, desembarcó en el Club de Balonmano Ciudad Encantada, Globalcaja de Cuenca, hace dos años, recién cumplida la mayoría de edad.

El extremo derecho es de la localidad de Herencia (Ciudad Real) donde con 12 años dejó el tenis y se inició en este deporte que ya no puede abandonar y que le ha dado grandes alegrías. Es jugador en liga Asobal y, en su corta trayectoria, ha jugado en diferentes ocasiones con la selección regional y el pasado año disputó el IV Torneo Naciones en Francia con la selección juvenil española. Su equipo afronta una temporada difícil, muy ajustado al final de la tabla de clasificación, y ‘Limonero’ lucha junto a sus compañeros por la permanencia en Asobal. Después del balonmano, su segunda pasión es la cocina y sueña con trabajar algún día entre fogones.

El Ciudad Encantada, Globalcaja se encuentra esta temporada al final de la tabla de clasificación, en el 13º puesto, con una puntación muy apretada respecto a los otros tres equipos colistas, especialmente con el Ángel Ximénez de Puente Genil. “Estamos metidos de lleno en la lucha”, comenta ‘Limonero’, “el objetivo es claro, conseguir la permanencia en Asobal y que Cuenca disfrute un año más del mejor balonmano. Es complicado pero lo vamos a conseguir”.

El joven herenciano llegó a Cuenca por mediación de su entrenador en Herencia, que conocía a Lidio Jiménez, actual técnico del Ciudad Encantada que apostó por el potencial de ‘Limonero’.

Pero los comienzos de ‘Limonero’ fueron en Herencia, su pueblo natal, hace ahora siete años. Con 12 años, jugó su primera temporada en infantil de segundo año. Llegó al balonmano por casualidad, porque su primer impulso deportivo se decantó por el tenis. Animado por el entrenador del balonmano Herencia, un día fue a “ver qué era eso” y se quedó. En un principio quería ser portero, pero su complexión y cualidades lo situaron en el extremo derecho.

Lo que motivó a Francisco Javier a seguir practicando balonmano fue, especialmente, “la gran deportividad que se vive con los compañeros en este deporte. Enseguida se hace piña y se entablan amistades, no sólo con los de tu equipo, también con los rivales. En balonmano hay una máxima que nos enseñan desde pequeños: ‘luchar dentro del campo. Fuera, los problemas no existen’. Esta deportividad me enganchó y dejé el tenis, que lo sigo practicando como hobby con los amigos de vez en cuando”.

En Herencia dice ‘Limonero’ que aprendió todo lo que sabe, “allí me formé hasta juvenil, cuando estábamos pocos y tuvimos que juntarnos con compañeros de Villafranca de los Caballeros y Alcázar de San Juan para poder tener un equipo y competir. Después echando una mano en el senior en mi último año allí”.

En Herencia tiene a su familia y numerosos amigos con los que sigue manteniendo una gran relación. “Voy a menudo a mi pueblo para verlos, incluso entreno allí durante las vacaciones y echo una mano a las escuelas deportivas con la organización de torneos”.
Su familia es “una parte importantísima” no sólo en su vida, sino en su carrera deportiva, ya que asegura “me han apoyado siempre, a pesar de los problemas que hayan podido surgir, y me han facilitado en todo momento elegir mi camino”. Igual que la familia, los amigos también ocupan un lugar clave para ‘Limonero’, especialmente los que conserva de su época de aprendizaje, cuando jugaba en Herencia, compañeros y entrenadores.

El joven guarda muy buenos recuerdos de sus inicios, incluso después de haber disputado torneos nacionales con equipos como el Lábaro o el Amibal de Toledo; de haber disputado dos Campeonatos de España con la selección de Castilla La Mancha como cadete y juvenil y de haber sido elegido el pasado año por la Selección Juvenil Española de Balonmano para disputar el IV Torneo de Naciones en Francia.

“Jugar con la selección es una vivencia que no se puede olvidar. Recuerdo el primer partido contra Dinamarca, los primeros minutos que disputé y la buena relación con todos los compañeros”.

En cuanto a sus puntos fuertes como jugador destaca la ventaja que le confiere su altura, que como no es muy destacada (1,80 m) me da mayor rapidez, algo que en mi posición se valora mucho”. Es consciente que le queda bastante por aprender y mejorar, “aún puedo coger más fuerza y velocidad, pero con entrenamiento seguro que se consigue”.

Sus referentes deportivos están claros. Como no podía ser de otra manera, y más siendo manchego, el primer lugar de su lista lo ocupa Jorge Maqueda. “Es un jugador que ha llegado a lo más alto saliendo de Quero, un pequeño pueblo como el mío y formándose en Villafranca de los Caballeros. Tras Maqueda destaca a David Balaguer y Nacho Moya, compañeros de equipo el pasado año. De ellos se queda con “los buenos consejos que me dieron, los mejores para poder mejorar y aprender en este deporte”.

Las aspiraciones de ‘Limonero’ son poder seguir disfrutando del balonmano, “sea donde sea y lo que tenga que venir con ello”. Es consciente que este deporte no atraviesa por su mejor momento en España y en la región y que muchos patrocinadores han dejado de apostar por él. “Se nota en la reducción de presupuestos, como ha pasado creo en todos los deportes en general, pero en los minoritarios se nota mucho más. Confío en que esto es una etapa que llegará a su fin y el balonmano volverá a ser lo que fue hace unos años. Ya está empezando a moverse con contratos como el de Movistar+, que sirven de incentivo”.

Aparte del balonmano, Francisco Javier realizó un módulo de restauración en Cuenca que algún día retomará, “me llama mucho la atención la cocina, es algo que me gusta desde pequeño. En un futuro me veo trabajando entre fogones”. De momento dedica todo su tiempo a los entrenamientos y la competición y, en los ratos libres, se está sacando el carnet de conducir. Su desconexión, reunir a los amigos en casa, echarse unas risas y jugar a la Play.

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