Los paisajes de Herencia también tienen su sitio en Fenavin

Los paisajes de Herencia también tienen su sitio en Fenavin

fenavin_20091FENAVIN, la Feria Nacional del Vino referente de toda la geografía nacional y que durante estos días se está celebrando en Ciudad Real, es un espacio de más de 19.375 m2 de exposición distribuidos en siete pabellones en los que se darán cita casi mil bodegas y prácticamente todas las denominaciones de orígen español destacando por su presencia las de La Mancha, Rioja, Ribera del Duero, Toro y Rías Baixas.

De esta forma, entorno a este gran acontecimiento empresarial, se están llevando a cabo multitud de actos gastronómicos y culturales, con conferencias, catas y exposiciones. De esta manera FENAVIN rinde homenaje a la arquitectura, de la mano del reputado arquitecto Diego Peris, que presenta la muestra «Arquitectura del Vino» en el área de Exposición de la Feria (anexa al pabellón Ganímedes), con un claro objetivo «sacar a la luz un patrimonio industrial de primera calidad, a través de los siglos, que no valora lo suficiente ni el propio sector», y sobre todo para poner de manifiesto que «la arquitectura debe ser un ingrediente importante, referente de calidad del vino que se vende e imagen del producto que se quiere comercializar», afirma Peris.

De esta manera entre todos los apartados de los que se compone esta exposición, llama la atención una muestra que es una referencia histórica sobre la importancia de este sector en la economía y la cultura de Castilla-La Mancha, así como la importancia en su paisaje, con claros ejemplos de cómo influyen los viñedos, cultivo sostenible, en paisajes tipicamente manchegos, como los de Alcázar, Herencia o Criptana, de viñedos y molinos; de viñedos, molinos y castillo, caso de Consuegra; o de viñedos y aerogeneradores eólicos, cada vez más corriente en este siglo XXI.

La arquitectura bodeguera

Castilla-La Mancha y otras comunidades autónomas del país tienen que subirse al tren de la arquitectura este siglo XXI, como atractivo enoturista, y para ello la Feria Nacional del Vino ha organizado esta colección de 54 paneles con fotografías de gran formato y reseñas explicativas sobre la evolución de las instalaciones bodegueras a lo largo de los siglos, desde que los vinos se almacenasen en cuevas hasta los actuales edificios de cuidado diseño. Las fotografías son tanto del arquitecto Diego Peris, como del fotógrafo Rafael Turnes.

La exposición, que está siendo muy visitada en el espacio anexo al Pabellón Ganímedes, se estructura en varios apartados. El primero de ellos abarca el período en el que los vinos se elaboraban y guardaban en cuevas, «aprovechando los recursos naturales», como detalla Diego Peris, y que se emplearon durante 18 siglos en Cuenca, en Valdepeñas, etc.

Un segundo apartado documenta las bodegas erigidas hasta finales del siglo XIX y principios del XX, empleando estructuras de madera, hormigón y finalmente de hierro. Ahí vemos bodegas de Tomelloso, y la comarca de La Mancha, etc. Y Peris las compara, por ejemplo, con la hermosa Bodega Codorniu del arquitecto Puig i Cadafalch, edificio protegido, en Cataluña.

El tercer bloque en que se articula la exposición está dedicado a la arquitectura surgida tras la Revolución Industrial registrada durante el siglo XX, centrada especialmente en las cooperativas castellano-manchegas por provincias.

Para pasar a un apartado en el que se presentan algunas bodegas de diseño especialmente cualificado, o nuevas bodegas y cooperativas. Resaltar el caso de la sala de embotellado de Bodegas Félix Solís en Valdepeñas (Ciudad Real), bodegas como 14 Viñas (Casalobos) en Picón (Ciudad Real), o los pagos del Marqués de Griñón en Malpica o el de Dehesa del Carrizal, en Cabañeros.

Por último, se detiene especialmente en las nuevas arquitecturas, de Bodegas Pago del Vicario, obra de los arquitectos Juan Sánchez y Luz Gallego; en Bodegas Real, cuya autoría corresponde a Ignacio García Pedrosa y Angela García de Paredes; Finca Antigua, del equipo LKS; Bodegas Naranjo, obra de los arquitectos Javier Bernalte y José Luis León; Bodegas Celaya, autoría de Eloy Celaya, y Bodega Uribes Madero, en Huete (Cuenca), de botellero preciosista.

Para comparar, la Exposición incluye también algunos paneles de bodegas especialmente destacables del resto del país, como la de Julián Chivite, en Navarra, obra de Rafael Moneo; la Bodega Ysios, del también arquitecto Santiago Calatrava, o de Marqués de Riscal, de Ghery, ambas en Alava. Y otras como la de Bodegas López Heredia en Logroño; o la Bodega Protos, obra de Rogers Stirk Harbour, en Valladolid.

El diseño como reflejo de la evolución de las bodegas

Para Diego Peris, «la apuesta actual de las bodegas por contar con unas instalaciones modernas y de cuidados diseños conlleva un aspecto estético, pero también es muestra de que, lo que en ellas se hace, tiene un importante nivel de calidad». Y añade «disponemos en Castilla-La Mancha de una arquitectura industrial de los últimos siglos con determinados tesoros repartidos, y con peculiaridades muy singulares, a lo que se añade la arquitectura más actual, que, sin ser tan espectacular como la del norte español, sí es referente de aquí y ha de ser tenida en cuenta por el enoturismo».

Se trata, en opinión del arquitecto, de algo que supera el impacto de la imagen ya que el mercado enológico moderno excede la mera elaboración del vino, y engloba ofertas enoturistas, culturales y de ocio para las que son necesarias nuevas dependencias como salas de cata o instalaciones hoteleras, y para ello ofrecer «una imagen adecuada es importante».

Según explica Peris, la Feria Internacional del Vino es «un lugar espléndido» para dar a conocer su nuevo trabajo sobre este tipo de edificaciones que, en opinión del autor, supone un aspecto muy importante de la arquitectura industrial en Castilla-La Mancha, dada la relevancia del sector en la región.

La pasada edición de FENAVIN ya sirvió de plataforma para la presentación del libro «Arquitectura y Cultura del Vino», un recorrido descriptivo por las bodegas castellano-manchegas en el que queda patente el importante peso específico que tiene la cultura del vino en esta región, y en cuya elaboración Peris invirtió más de dos años de trabajo documental sobre el terreno.

Vía: www.oretania.es

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