El año pasado, Javier Fernández-Caballero Díaz-Meco se hacía eco de la noticia aparecida, en su momento, en el periódico ABC sobre una novillada que se había realizado en Herencia el 25 de Julio de 1930. Como nos indicaba en su artículo, el festejo se desarrolló en una “plaza acogedora” situada en el barrio de San Antón y en él intervinieron los novilleros Laurentino Carrascosa y Perete.
En su escrito, Javier Fernández, nos pone en antecedentes sobre la figura de Laurentino Carrascosa “un muchachillo de Alcázar de San Juan” que tendría posteriormente una gran importancia en el mundo del campo bravo.
Completando la información, diremos que este personaje adquirió en 1957 una ganadería con origen en el inicio del siglo XX siendo las primeras descendencias procedentes de reses de la Marquesa Viuda de Cúllar y la afamada de Albaserrada. En las últimas décadas del siglo XX, la ganadería fue cruzada con reses procedentes de Torrestrella y Domecq.
El que fuese novillero en Herencia en 1930 falleció en 1970.
El representante actual de la ganadería es un sucesor de aquel novillero que participó en nuestra localidad, Laurentino Carrascosa Gómez, y la ganadería posee sendas fincas en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real) y San Pablo de los Montes (Toledo).
Pero quizá lo más anecdótico será lo que ocurrió con la vida del otro novillero, Perete. Su nombre completo era Manuel Zarzo Hernández y había nacido en Granada en 1910. Precisamente en 1930, año de la crónica en Herencia, fue su más completa temporada taurina con 31 novilladas, pero a partir de aquí su descenso fue acentuado y en 1935 sólo toreó tres novilladas. Posteriormente en 1936, su biografía experimenta un trágico giro y durante décadas se le implicó en el asesinato, el 19 de Agosto de 1936, del gran poeta Federico García Lorca.
Esta implicación, nunca demostrable de forma concluyente, se volvió a manifestar en un artículo publicado en Historia 16 en 1976. Ante este documento, Perete salió a desmentir la acusación y así en los diarios Ideal y ABC, aparecen unas entrevistas que le fueron hechas donde justifica la imposibilidad de haber participado en la muerte del poeta. Perete tenía en aquel año, 1976, 67 años y vivía en Granada donde trabajaba como asesor taurino del coso granadino.
La conclusión de Perete ante la gravedad de la acusación fue la siguiente: “Yo no he matado más que toros. Yo me fui voluntario antes de que me llamaran en mi quinta. Esto que me achacan es totalmente incierto y no puedo admitirlo porque va en contra de la verdad”.
Como vemos, las trayectorias vitales de los dos novilleros que en 1930 compartieron cartel taurino en Herencia fueron muy distintas. Así son las vueltas que da la vida.