El 31 de mayo, día de la Visitación de la Virgen a su prima Isabel, el templo de la Inmaculada Concepción ha sido el escenario de un episodio más, de los muchos que la parroquia de Herencia viene celebrando con motivo del Año Jubilar concedido por el 300 aniversario de su consagración. En esta ocasión, ha tenido además un especial significado al celebrarse el Jubileo de Vida Consagrada de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas que viven o han nacido en Herencia.
La celebración, presidida por D. Miguel Ángel Ángora, delegado episcopal para la vida religiosa y antiguo párroco de la localidad, ha sido concelebrada por seis sacerdotes más, el párroco y vicario de Herencia, junto a los tres frailes de la comunidad de padres mercedarios de Herencia, y el misionero mercedario natural de nuestra localidad, fray Santiago Rodríguez-Palancas, que pasa unos días entre nosotros. Junto a ellos, la sillería del altar mayor ha estado ocupada por el resto de casas religiosas de Herencia: Madres Mercedarias de la Caridad, Franciscanas de la Purísima e Hijas de la Virgen para la formación Cristiana. Todos juntos, han compartido la eucaristía mostrando la unidad y comunión de la Iglesia en sus diversos carismas.
Durante la celebración se ha contado también con el canto del Coro Jubilar que ha puesto la nota musical a tan emotivo acontecimiento, donde también se ha bendecido la restauración de una imagen de la Virgen de las Mercedes del siglo XVIII. Esta imagen había sido donada, hace unos años, a las hermanas Franciscanas de la Purísima, en cuya residencia ha estado hasta que éstas, con el consentimiento de la familia donante, la han donado a su vez a la iglesia parroquial para que fuera colocada en su conocido como retablo franciscano, también del siglo XVIII.
Al término de la misa, todos los religiosos y religiosas de la localidad recibieron su herenciana, tras lo cual terminaron este encuentro jubilar con una comunidad de hermandad celebrada en la residencia de las franciscanas de la Purísima.