Hace unas semanas publicaba en el blog historiadeherencia.es unas breves líneas biográficas sobre la figura del que fuera párroco de Herencia (Ciudad Real) durante más de 25 años, don Joaquín Gómez Montalbán y que ahora completamos con la siguiente información:
El apoyo de las diferentes festividades religiosas también fue otra de sus características. La Semana Santa, por ejemplo, volvió a resurgir durante estos años, creándose nuevas Hermandades de Pasión bajo su asesoramiento. Pero si cabe destacar su apoyo (interés) por alguna fiesta, ésta fue sin duda la de Ánimas celebrada durante los días previos a la cuaresma, que no era otra sino el carnaval; prohibido en el resto de España pero mantenido en Herencia y revestido de fiesta religiosa gracias al consentimiento de las autoridades civiles y eclesiásticas del momento[1].
La devoción popular a las ánimas del purgatorio estaba profundamente arraigada en nuestro pueblo y en su honor se desarrollaban estas fiestas en las que la Iglesia participaba activamente acompañando a autoridades civiles, mayordomías, gremios y jinetas en sus diferentes recorridos que estaban encabezados por el estandarte de Ánimas, custodiado en la iglesia parroquial durante todo el año.
El Ofertorio era la máxima expresión de esta festividad donde una vez más D. Joaquín participaba activamente. En primer lugar, acompañando a la comitiva hasta la tribuna; en segundo tomando una de las puntas de la manta, junto al resto de autoridades municipales, para pedir donativos y en un tercero durante la puja de las ofrendas hechas en el transcurso del Ofertorio.
Fue por todo esto, que poco a poco fue adquiriendo fama de hombre inteligente, dialogante y diplomático la cual se extendió por toda la diócesis donde siempre estuvo muy bien visto. Tal ese así, que se le ofreció, tanto la posibilidad de ir a Roma, como la de ser obispo de Ciudad Real, algo que él siempre desestimó porque quería seguir realizando su apostolado en Herencia al queconsideraba su pueblo, y del que fue nombrado en la sesión plenaria del 17 de abril de 1960, hijo adoptivo «en homenaje de gratitud y cariño del pueblo en general, por sus constantes desvelos y sacrificios en beneficio de los feligreses de la parroquia al cumplirse 25 años al frente de la misma …….»[2].
El aumento del culto y devoción en torno a la Virgen María en general, y de la Inmaculada Concepción en particular, fue sin duda la tarea a la que más esfuerzos dedicó. En 1946 medió para que las autoridades municipales realizaran el Voto Asuncionista ante el cuadro de la Inmaculada, mientras que en 1954 se produjo la Consagración del pueblo al Inmaculado Corazón de María.
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