Etapa 16. Perlé y el Couchsurfing

Etapa 16. Perlé y el Couchsurfing

“Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.”. (Cap. XI, 2ª parte de “El Quijote”)

Ayer se me quedó en el tintero una curiosa anécdota que te ocurrió en una tienda donde pasaste a pedir agua para la cantimplora y que nos puede servir para  entender la evolución de estas villas costeras en las últimas décadas debido al incremento de actividad turística en las mismas, hasta el punto que se haya convertido en la mayor fuente de ingresos en todos estos municipios. Pues bien, pasaste a pedir agua a una tienda y cuando los propietarios de la misma supieron de la aventura en la que te estabas desenvolviendo te regalaron unas anchoas aliñadas con aceite y perejil. Pese a lo sabroso del manjar, defendiste la mejor calidad de las anchoas españolas de Cantabria, como las de Santoña o Castrourdiales; y, sorprendentemente, tus anfitriones te confesaron que las anchoas ya no eran del pueblo ni de la comarca, sino que eran importadas de Argentina. No deja de ser curioso, que  la cultura del ocio haya desbancado totalmente la actividad pesquera local que durante siglos mantuvo la  economía de estos núcleos urbanos.

Como término de la crónica de ayer adelanté que iba a explicar qué es el Couchsurfing. Pues bien este palabro hace referencia a un sistema de intercambio de alojamientos entre gente no conocidas previamente y que contactan a través de una página web oficial. Se trata realmente de un intercambio  cultural entre dos o más personas, donde además de ofrecer una de la partes el alojamiento gratuito, el anfitrión busca en el convidado un intercambio donde compartir contrastes entre sus culturas. Así el propietario del alojamiento se encarga también de mostrar a su huésped la vida real en el lugar en el que vive y ayudarlo en lo que necesite.

Nuestro caballero Elías, experto en todas las modernas artes del mundo aventurero está adscrito a este método de conseguir estancia en andanzas como las que tiene entre manos. El término de la etapa de hoy, lleva a nuestro perlé herenciano a la ciudad francesa de Narbona, donde le espera otro usuario de esta aplicación para hidalgos aventureros de nuestro siglo XXI.

Sales de Canet y siguiendo la costa pasas cerquita de la pequeña población de Sainte Marie, última localidad del departamento de los Pirineos Orientales. Pocos kilómetros después te aproximas a la localidad de Leucate, ya en el departamento del Aude, y en la región natural de Corbières.

Es un municipio dedicado principalmente al cultivo de la vid dentro de la denominación de origen Coteaux du Littoral Audois.

Al término del día comentarás que ha sido una etapa dura por el kilometraje pero genial por las experiencias con la gente que te has encontrado. A la hora de la comida, en un establecimiento de frutas, una mujer se ha interesado por tu vestidura tan original; tras relatarle todo lo que hay alrededor del personaje del Perlé y la naturaleza de tu empresa ha sido tal el embeleso de tu oyente que, con el deseo de saber más de tan peculiar caballero que tenía delante, te ha invitado a comer en su casa. Y así has comido junto con dos matrimonios y  la hija de uno de ellos. Una de esas parejas hizo el año pasado una ruta en bicicleta por Croacia, luego compartían esos impulsos aventureros que os mueve a determinadas personas a buscar inquietudes que para el resto de los mortales son desvaríos. Pero la comida se ha alargado con un exquisito postre, el café  y una velada musical post pitanza, tú con el clarinete y un vecino de este matrimonio con una guitarra. Como tú dices “ha faltado sacar la baraja”. Ha sido tal lo agradable del momento que ha peligrado la continuidad de la etapa y bajo la excusa por ti esgrimida de que “el sol no para” has cogido de nuevo a Penélope para continuar tu camino.

Me mandas a media tarde un audio donde, jadeando por el esfuerzo, me indicas que vas entre unos bosquecillos, por un carril bici de la ruta europea (en concreto la número 8). El viajar por esa vía te da seguridad en los desplazamientos.

Algunos franceses con los que te cruzas te aconsejan con humor que si vas a hacer el Tour de Francia, éste ya ha terminado; a lo que les respondes que tu objetivo es el Tour del mundo.

Y ya, Elías, llegas a tu destino de hoy en la ciudad de Narbona. Al estar rodeada por una zona pantanosa, esta villa es atravesada por el canal de la Robine, clasificado como patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO desde 1996.

Fue fundada por los romanos en el 118 a. C. y estaba situada en la vía Domitia, el primer camino romano en la Galia, que permitía enlazar Italia y España. En 462 Narbona fue integrada al reino visigodo de Tolosa, hasta 718, que fue ocupada por los musulmanes que venían de España hasta 759. Después de esta fecha Narbona quedó definitivamente dentro del reino de los francos.

Como curiosidad, decir que un santo católico cuyo culto estuvo muy extendido en la Edad Media, incluso en Herencia al ser invocado contra la peste es natural de esta localidad. Se trata de San Sebastián.

Y terminas la jornada siendo huésped de un francés (Aurelian) y compartiendo velada con una vietnamita (a la que oigo de fondo en tu audio tocando una caja de música), una valenciana y un americano, todos acogidos al sistema de couchsurfing.

Hoy despido esta crónica con tu despedida: “…estoy reventado, pero muy feliz”.

Fotografías de Elias Escribano en la Etapa 16

 

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