Elías Escribano, Perlé por el Mundo, en vísperas de Carnaval llegando a Malasia

Crónica de las etapas 707 a 735 de lunes 23 de diciembre de 2019 al martes 28 de enero  de 2020.  

“Una, dos, tres estrellas, veinte, ciento, mil, un millón, millares de millares, ¡válgame Dios, que tienen mis pesares su retrato en el alto firmamento!”. DIEGO DE SILVA Y MENDOZA, CONDE DE SALINAS

Dejamos las últimas crónicas amigo Elías a las puertas de las fiestas navideñas y viendo en el horizonte la proximidad de un nuevo año, y ahora escribo tus andanzas con la proximidad de las fechas carnavaleras a la vuelta de la esquina. El perlé aventurero en el oriente asiático viviendo las locuras de este febrerillo acordándose de su pueblo, su gente y su Carnaval, en el que, con mucha posibilidad, pueda estar el próximo año.

Seguimos con una comunicación a cuentagotas, pero tu decisión de vivir estos momentos viajeros de una forma más bohemia y lejos de los avances que, en ocasiones, deshumanizan me parece muy interesante. Así, que aunque haya más margen temporal entre unas y otras crónicas sigo estando halgado de que me hagas participe de tus aventuras y, a veces, desventuras (como el recuerdo de aquel perro que te mordió, aunque no de gravedad).

Todavía el resuerdo del estrés que viviste en muchas zonas de China donde la dependencia de la tecnología va sumiendo a todos sus habitantes (que de esta forma son mejor controlados por los poderes públicos). Así que “desvistiendote” de  todo lo que te aleja de lo más “esencial” continuas tu periplo.

Perlé por el mundo. Etapas 707- 735.

En mi último contacto contigo a finales del 2019 seguías contando con la compañía de Sara, una Dulcinea sueca, que pedaleó junto a ti cerca de 1000 kilómetros en su montura ciclista, Rafiki, mientras tú continuabas con tu inseparable Penélope.

Dejamos la última crónica en la ciudad birmana de Dawei desde donde hacia el sur te dirigiste a la frontera con Tailandia (de nuevo) para atravesar el estrecho istmo de Kra que te llevará a Malasia, entre el mar de Andaman y el golfo de Tailandia.

De Dawei vas atravesando enclaves como el de Kadwan hasta llegar a la ciudad de Myek, que en los siglos XI y XIII marcaba el límite meridional del reino de Pagan. Posteriormente toda esta zona perteneción a los reinos tailandeses de Sukhothai y de Ayutthaya hasta el siglo XVIII.

Sigues discurriendo por la costa birmana a toda máquina para llegar a la frontera tailandesa antes de que te cumpla el visado. Y así, en unos días llegas a la frontera en Koh Tao, un enclave costero famoso por sus arrecifes de coral tropicales, con especies como tiburones ballena, rayas y tortugas carey. Una zona turística donde el buceo anima a miles de visitantes a disfrutar de tan magestuoso entorno.

Ya en territorio de Tailandia llegas a Ranong, una zona lluviosa y húmeda llena de una gran belleza natural donde destacan sus bosques de manglares y aguas termales. Se trata de un importante puerto pesquero y comercial. Fue originalmente poblada por chinos Hokkian y su fuerte influencia sigue siendo evidente en la ciudad. A las afueras de la ciudad están las famosas aguas termales de Ranong, donde se encuentra un jardín botánico y varios hoteles de primera clase que se adaptan a visitantes deseosos de beneficiarse de las propiedades medicinales de las aguas minerales. Asimismo, la provincia cuenta con sesenta y dos islas, muchas playas, bosques vírgenes, refrescantes cascadas, muchas de las cuales se incorporan a la red de parques nacionales o santuarios de vida silvestre.

Desde Ranong pasas a la provincia tailandesa de Krabi y en barco llegas hasta la isla de de Koh Jum, donde recibe a visita de un viejo amigo francés, Julen, con el que coincidiste de erasmus hace unos años y que, viajero como tú, antes de marchar a Argentina quiere pasar contigo unas jornadas de pedaleo perleriano.

Así, que tú y tu escudero tomais un barco y llegais a la cercana isla de Ko Lanta. El principal atractivo de la isla son sin duda sus playas,  visitar todo el archipiélago que forma parte del parque natural y disfrutar de la amabilidad de la gente local que a pesar de los años todavía mantiene un ritmo de vida tranquilo y sin el stress de otras grandes islas turísticas.

Es una isla perfecta para relajarse, como lo demuestra el hecho de que la última vez que contacté contigo estuvierais a punto de dormir en unas cabañas paradisiacas.

Y así finaliza enero, el primer mes del estrenado 2020, con tu próxima llegada a un nuevo país (Malasia) y entre los próximos objetivos pasar unos días de retiro meditativo al norte de Kuala Lumpur e ir realizando los trámites para conseguir el visado para Indonesia.

Amigo Elías, aunque con menos profusión que antes, deseando de seguir conociendo de tus andanzas. Por aquí en vísperas de prisillas, ansiosos, deseosas y galas pelendengueras. Un fuerte abrazo y…. aunque estés por la península de Malaca…. FELIZ CARNAVAL.