El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado con contundencia su rechazo a la posibilidad de que el PSOE avalara una propuesta en la que ERC condicionase su apoyo en la investidura de Salvador Illa al control total de los tributos en Cataluña. García-Page ha declarado que tal propuesta «no me vincula, no saldrá adelante. Hasta aquí», desmarcándose así de un acuerdo que, según sostiene, no tiene conocimiento directo y del que el PSOE no se ha hecho eco de manera formal.
Durante una declaración institucional, el mandatario manchego ha enfatizado que lo filtrado por ERC no le representa y no puede ser validado en el Congreso. Asimismo, confía en que su partido no lo aceptará. Desde un ángulo personal y reconociendo los avances significativos en las últimas décadas en España, García-Page afirma estar en deuda con el principio de solidaridad que ha caracterizado el periodo de modernización y no desea ofrecer únicamente las «espinas» a los españoles.
García-Page ha enfocado su posición contraria a la iniciativa de ERC, mostrando confianza en que el ansia independentista de controlar la recaudación fiscal en Cataluña no prospere. Cuestiona además que ERC pueda representar a la izquierda, señalando que sus verdaderas intenciones son la independencia y distanciándose de un federalismo fiscal que percibe como un ataque contra la igualdad.
El presidente manchego ha afirmado que Salvador Illa merece ser presidente de Cataluña y que su liderazgo facilitaría el desmontaje de las estructuras independentistas, pidiendo un esfuerzo conjunto para posibilitar la investidura sin que sea en detrimento de otros territorios de España o imponiendo al PSOE la defensa de políticas insostenibles.
García-Page también ha anticipado que recibiría ataques y críticas por su postura, que incluirían ser etiquetado de «facha» o de derechas, pero asumió esta posibilidad con firmeza, sin mostrar intención de cambiar su opinión. Ha hecho hincapié en que el debate interno en ERC y sus procesos de decisión no le afectan, y ha reiterado su compromiso con los valores fundamentales del socialismo, los cuales considera incompatibles con las propuestas independentistas.
Aludiendo a medidas anteriores como los indultos y la reforma del delito de malversación, García-Page ha expresado su inquietud ante la continuación de concesiones a movimientos separatistas, al tiempo que rechaza la pretensión de establecer un sistema de balances fiscales que considera «egoísta» y un «desprecio» al resto de España. Se ha posicionado rotundamente en contra de fragmentar la fiscalidad por regiones, argumentando que la progresividad de los impuestos ha sido siempre un distintivo de la izquierda y no debe ceder ante un principio de «reciprocidad territorial».
Finalmente, el presidente de Castilla-La Mancha se ha referido al independentismo como un movimiento que práctica una retórica «xenófoba» y sostiene que lo planteado por ERC dista de ser una propuesta de izquierdas, insinuando que la gestión completa de los fondos fiscales por parte de Cataluña sería inédita, incluso en comparación con medidas extremas de la Unión Europea.