El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha extendido sus felicitaciones a Salvador Illa tras su reciente investidura como presidente de la Generalitat de Cataluña. En un mensaje compartido en una conocida red social, García-Page ha expresado su optimismo acerca del liderazgo de Illa, destacando la importancia de tener a alguien al frente de Cataluña que se centre en los problemas de la región.
Con un tono de colaboración, García-Page ha señalado su compromiso de defender los intereses de Castilla-La Mancha y ha mostrado su esperanza en alcanzar un entendimiento beneficioso entre ambas comunidades. Sin embargo, su mensaje también ha revelado una clara preocupación política; ha mencionado sentir «una profunda vergüenza y profundo sonrojo» ante la idea de que la gobernabilidad de España pueda depender de figuras como Carles Puigdemont, el expresidente catalán.
El presidente castellanomanchego ha manifestado su deseo de que Puigdemont ya no sea considerado parte de una mayoría progresista cuando se hable de la formación de gobierno en España. Estos comentarios subrayan las complejas dinámicas políticas dentro del país y ponen de manifiesto las discrepancias entre los líderes regionales en cuestiones de gobernabilidad y alianzas políticas.
Las declaraciones de García-Page reflejan tanto un gesto de buena voluntad hacia el nuevo líder catalán como una dura crítica hacia ciertos elementos en la política nacional. Este doble enfoque pone de relieve los desafíos que enfrenta España en cuanto a la cohesión y coordinación entre sus diversas regiones, especialmente en un momento en que la estabilidad del gobierno se encuentra en el centro del debate.
