Los hospitales comarcales, como el Santos Reyes en Aranda de Duero, llevan años enfrentándose al reto de captar talento médico, compitiendo con el atractivo de los grandes centros hospitalarios en las principales ciudades. Sin embargo, jóvenes profesionales como Raquel López-Sepúlveda Moraleda, oriunda de Herencia, han apostado por este centro como una opción viable y enriquecedora para desarrollarse en su especialidad.
Raquel y otras dos compañeras forman parte de una promoción de ocho MIR que eligieron el hospital arandino en 2020, en plena pandemia de COVID-19. Actualmente, de ese grupo inicial de residentes, siete han decidido continuar en el hospital, demostrando el compromiso de estos profesionales con la medicina en áreas menos pobladas. Para ellas, esta experiencia no solo ha sido formativa, sino también una oportunidad para construir una “familia” profesional en un entorno cercano y colaborativo.
La doctora López-Sepúlveda destaca la importancia de los hospitales comarcales para la formación médica, subrayando que trabajar en este tipo de centros «curte mucho», pues permite ver gran variedad de casos y aprender rápidamente. A diferencia de los grandes hospitales, aquí se tiene la oportunidad de trabajar en equipo, crear lazos y desarrollarse en un ambiente más personal y familiar. «No hay que tener miedo a venir a un comarcal a trabajar. Nos han metido en la cabeza que todos tenemos que terminar en una gran ciudad y no es así», explica López-Sepúlveda, quien aboga por la necesidad de mantener y reforzar los núcleos de salud en áreas rurales y semiurbanas.
La doctora recalca la importancia de cuidar la medicina rural y los consultorios de atención primaria, que dependen del hospital como centro de referencia. «Es toda una red en la que debemos trabajar juntos para que no se hunda», afirma, en referencia a la interdependencia entre el hospital y los médicos rurales de la región. La dispersión geográfica en Castilla y León hace que el acceso a la sanidad en áreas remotas sea un reto constante, y hospitales como el Santos Reyes son esenciales para proporcionar atención de calidad a comunidades alejadas de las grandes ciudades.
A nivel personal, López-Sepúlveda también valora la calidad de vida que Aranda de Duero ofrece para ella y su familia. La tranquilidad de la localidad, la facilidad para acceder a servicios y la cercanía de todo permiten una vida más cómoda y accesible en comparación con grandes urbes como Madrid. Además, la ciudad ofrece un ambiente adecuado para criar a los hijos, algo que para esta profesional es fundamental.
En un contexto en el que muchas ciudades medianas y pequeñas luchan por retener talento en distintos sectores, el hospital Santos Reyes de Aranda de Duero destaca como una opción atractiva para los jóvenes médicos. La experiencia positiva de López-Sepúlveda y sus compañeras demuestra que estos centros no solo pueden formar grandes profesionales, sino también ofrecer un entorno laboral y personal enriquecedor.
Podéis ver un artículo más completo que se publicó originalmente en Diario de Burgos.
Fotografías cortesía de Raquel. Foto destacada es del primer año de residentes con el que era el jefe de urgencias.