En medio de una situación crítica provocada por los devastadores efectos de la DANA, el presidente de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam), Ángel Nicolás, ha hecho un urgente llamamiento al Gobierno para aliviar las cargas de los pequeños empresarios que lo han perdido todo. Durante una reunión mantenida con la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se puso de manifiesto la desesperación de aquellos empresarios que, al igual que sus viviendas, han visto sus negocios completamente destruidos, y que se enfrentan a un futuro incierto.
En una rueda de prensa ofrecida este miércoles, Nicolás subrayó la severa diferencia entre la crisis actual y aquella vivida durante la pandemia de COVID-19. «En el COVID estuvimos recluidos y se paralizó la actividad, pero al regresar, las instalaciones estaban perfectamente disponibles y en una semana estabas otra vez rodando. Aquí estamos hablando de destrucción absoluta», describió, graficando un panorama sombrío al que se enfrentan cientos de propietarios que han perdido tanto su esfuerzo como su capital.
Uno de los puntos clave discutidos en la reunión con Díaz fue el relacionado con los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE) en la región, que, hasta ahora, suman apenas dos. Según Nicolás, los ERTE «quizá no sean una solución para quien ha perdido todo su negocio y ya ha manifestado su intención de no volver a abrirlo». Frente a esta realidad, propuso que, en vez de un ERTE prolongado, se contemple la opción de un expediente de extinción, brindando la oportunidad a los afectados de empezar de nuevo sin el peso de sus obligaciones anteriores.
El líder empresarial también abogó por que quienes han perdido sus hogares sean eximidos de seguir pagando sus hipotecas, al igual que los empresarios sean liberados de sus cargas económicas, lo que demostraría un apoyo real hacia quienes intentan resurgir de las cenizas de un desastre inevitable.
La reducida cifra de ERTE registrados se atribuye, según Nicolás, al hecho de que muchas personas todavía están en proceso de limpiar sus negocios. Además, se trata de pequeñas poblaciones, como Letur, donde el número de empresas y contratos es muy limitado. En localidades como estas, donde el tejido empresarial es frágil y prácticamente familiar, cada negocio que no vuelve a abrir representa un golpe significativo a la comunidad.
En su declaración final, Nicolás hizo un llamado a la empatía y solidaridad, pidiendo que haya «suficiente sensibilidad» para tratar cada caso por sus particularidades. Instó a brindar el apoyo necesario a aquellos empresarios que no ven viable retomar sus negocios en localidades como Letur, Mira o Valencia. Esta solicitud se espera que no solo alivie cargas, sino que también marque el inicio de un proceso de reconstrucción diferenciado y efectivo para cada afectado.
