El presidente regional de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha revelado un ambicioso plan para mejorar la infraestructura hidráulica de la región con una inversión de 24 millones de euros. Esta importante decisión se tomará el próximo martes en el seno del Consejo de Gobierno y está dirigida a optimizar el sistema de abastecimiento Picadas-Almoguera. El anuncio se produjo en el marco de la inauguración de la plataforma Magna Tauro en Illescas, Toledo, una nueva instalación de Alcampo que servirá como centro de distribución de alimentos para toda España y las islas.
Durante su intervención, García-Page destacó la relevancia de esta inversión, especialmente en un contexto donde los problemas ambientales y el acceso al agua son temas cada vez más apremiantes. Señaló que fenómenos meteorológicos extremos podrían afectar tanto a la industria como a la población, y subrayó que el objetivo del proyecto es garantizar un suministro adecuado de agua, afirmando que «no va a faltar agua» en Castilla-La Mancha. Con esta acción, la región busca no solo hacer frente a los retos climáticos futuros, sino también asegurar el desarrollo sostenible de su industria y el bienestar de sus ciudadanos.
El presidente regional argumentó que los recursos hídricos son cruciales para el progreso económico y social, y que esta mejora en la infraestructura asegura la capacidad de gestionar eficazmente los recursos naturales ante posibles desafíos. La estrategia de Castilla-La Mancha se alinea con una visión a largo plazo que prioriza la resiliencia y la adaptación a las condiciones climáticas cambiantes.
La puesta en marcha de esta nueva planta de Alcampo en Illescas, que distribuirá alimentos a todo el país y las islas, subraya la importancia logística de la región y su compromiso con el crecimiento económico. El proyecto hidráulico complementa esta iniciativa al proporcionar un sistema de suministro confiable y eficiente que respalde el desarrollo industrial y agrícola de la zona.
Este anuncio refleja el compromiso de Castilla-La Mancha con abordar de manera proactiva las necesidades de infraestructura crítica, y simboliza un paso decidido hacia el fortalecimiento de los recursos hídricos regionales en un momento en que su gestión se considera más vital que nunca.