El pasado sábado, el pintoresco municipio de Mazarulleque, en la provincia de Cuenca, fue el escenario del regreso triunfal de Los Diablos y Diablas de San Blas. Estos personajes, ataviados con cencerros, volvieron a recorrer las calles del pueblo después de varias décadas, marcando el renacer de una celebración que había permanecido en el olvido. Conocida como la Endiablada, esta festividad revivió gracias a la participación de 14 Diablos y Diablas, quienes pusieron en valor una tradición que se suma a esfuerzos similares en otras localidades de la región.
Santiago David Domínguez, etnógrafo destacado, explicó que la Endiablada dejó de celebrarse en Mazarulleque durante los años 60, una época marcada por la despoblación y el éxodo rural que afectaron drásticamente la vida social. «Una versión reducida de la festividad sobrevivía solo en su aspecto religioso, a través de la hermandad de San Blas, que simplemente tocaba los cencerros al entrar a la iglesia», explicó Domínguez. La ausencia de trajes y otros elementos folclóricos significaba una pérdida notable para la tradición.
A partir de 2023, la comunidad emprendió un esfuerzo concienzudo para revivir la festividad, enfocándose en la preparación de bases sólidas para su continuidad futura. «Este año 2025 marca un hito, se han confeccionado los trajes y el evento ha cobrado vida con los Diablos y Diablas completamente vestidos», expresó Domínguez, quien confía en que este renacimiento sea el inicio de una tradición duradera.
Pepi Ortiz, miembro activo de la Hermandad de San Blas, destacó el trabajo meticuloso que implicó la recuperación de los trajes tradicionales. La escasez de documentación y archivos sobre la festividad complicó la tarea, que se basó principalmente en descripciones y relatos orales antiguos. Este esfuerzo condujo a la creación de un archivo que ahora documenta minuciosamente las características de la festividad.
Un momento clave en la revigorización de la Endiablada fue el Primer Encuentro de Endiabladas de la Provincia de Cuenca, celebrado en 2023. Según Miguel Romero, historiador, este encuentro actuó como catalizador que sensibilizó a la comunidad y ayudó a revivir una tradición emblemática de la identidad de los pueblos. Sin embargo, advirtió que la despoblación sigue siendo un desafío considerable para Mazarulleque, aunque eventos como la Endiablada son cruciales para preservar la esencia del municipio.
Romero también destacó la diversidad de los trajes de los diablos, que reflejan variaciones únicas entre distintas regiones de la provincia, enriqueciendo cada celebración e imprimiéndole un carácter único.
La reactivación de la celebración fue bien recibida por la alcaldesa de Mazarulleque, quien subrayó la importancia de revitalizar las tradiciones locales para conservar la identidad de los pequeños municipios. «Es un gran honor para nuestro pueblo recuperar un día de alegría como este», afirmó, indicando que la tradición recobrada de los ancestros simboliza unidad y vigor para la comunidad. La participación de los Diablos y Diablas, afirmó, tiene un impacto notable en el Ayuntamiento y promete un futuro esperanzador para el municipio.