Cada 31 de mayo, el Día de Castilla-La Mancha se convierte en una celebración significativa que reafirma la identidad regional y valora las transformaciones de esta tierra. Este día se dedica a honrar las contribuciones de personas e instituciones, trayendo al primer plano a aquellos cuyo valor es ya intrínseco.
Reconocer a quienes enriquecen la comunidad no es meramente simbólico, sino esencial. La conocida pirámide de Maslow resalta la necesidad humana de reconocimiento, brindando la certeza de que nuestro trabajo importa y nos conecta con una comunidad que observa y aprecia. Al reconocerlo constantemente, se fortalece el tejido social y se alimenta el orgullo colectivo.
Castilla-La Mancha honra a quienes dedican su vida al cuidado, la educación, la cultura, la ciencia y el bien común, preservando la esencia de la región. Ser reconocido es un acto de justicia y refuerza el sentido de pertenencia.
El Día de Castilla-La Mancha también es un momento para expresar gratitud. En política y en la vida, devolver a la comunidad lo recibido, enriquecido y transformado, es fundamental. Agradezco la confianza de mi tierra y el esfuerzo de quienes trabajan sin esperar nada a cambio, más allá del respeto.
Vivimos un cambio de época, como señalaba Bauman con sus tiempos líquidos, llenos de incertidumbres pero también de nuevas solidaridades. Este cambio debe construirse en el ahora, con una política basada en reciprocidad y compromiso.
Todo se resume en una poderosa palabra: alianza. Esta no solo debe ser entre partidos, sino entre generaciones y pueblos. A pesar de las diferencias, podemos luchar por un ideal común. Con el Día de la Región, se busca crear una gran alianza emocional donde todos los castellanomanchegos se sientan representados.
Feliz Día de la Región. Celebrémoslo con orgullo. Emiliano García-Page Sánchez, Presidente de Castilla-La Mancha, nos invita a construir juntos un futuro sólido basado en la comunidad y la colaboración.