En Castilla-La Mancha, el Índice de Precios al Consumo (IPC) ha registrado una variación anual del 1,6% al finalizar mayo, lo que refleja una ligera disminución de una décima respecto al mes anterior. Este porcentaje posiciona a la región cuatro décimas por debajo de la media nacional, que se encuentra en el 2%.
El análisis de diversos grupos de consumo indica que tanto el sector de la vivienda como el de los alimentos continúan mostrando aumentos significativos en sus precios. Estos incrementos impactan directamente a las economías familiares, afectando especialmente a aquellas con mayor vulnerabilidad económica.
En el sector de la vivienda, el aumento de precios se debe principalmente a los costes energéticos y de mantenimiento. Por otro lado, en el ámbito alimentario, los precios se ven influidos por la variabilidad en los costes de producción y transporte, lo que repercute en el precio final de los productos y representa una carga adicional para los consumidores.
Esta situación plantea desafíos específicos para los hogares de Castilla-La Mancha, que deben enfrentar un aumento de costes en bienes esenciales como la vivienda y la alimentación. Ante estas circunstancias, se hace necesario analizar y establecer medidas que puedan mitigar el impacto económico en las familias más afectadas, permitiendo así que puedan sobrellevar de mejor manera esta etapa de incremento en los precios.