Este martes, en la presentación de la Memoria Diocesana de Cáritas, el obispo de la Diócesis y presidente de Cáritas Diocesana, Julián Ruiz, destacó la preocupante tendencia a la feminización y cronificación de la vulnerabilidad en Guadalajara. Ruiz expresó su alarma por que muchas personas que hoy reciben apoyo son descendientes de aquellos que la entidad ayudó en el pasado.
El obispo subrayó que la pobreza ha alcanzado un nivel crítico, lo que dificulta la transición de las personas desde la vulnerabilidad a la estabilidad económica y social. «La vulnerabilidad se feminiza y se cronifica», afirmó, haciendo una excepción parcial con el colectivo migrante.
En 2024, Cáritas Diocesana atendió a cerca de 6,000 personas en la provincia, beneficiando a más de 7,100 personas con la ayuda de casi 500 voluntarios. Aunque el número de voluntarios ha disminuido ligeramente, se observa un aumento en la población atendida. Ruiz señaló la falta de crecimiento en el voluntariado, ya que, a pesar de la generosidad de los jóvenes, deben equilibrar compromisos académicos y familiares.
Durante la presentación, se detallaron las áreas de actuación del año anterior, como territorio, inclusión, empleo, economía social, mayores, voluntariado y cooperación. En empleo, se orientó a 479 personas, logrando insertar a 111 en el mercado laboral. Además, se recuperaron más de 3,900 kilogramos de ropa para las tiendas de reciclaje de Cáritas, y el Centro Residencial Betania acogió a casi 600 personas en inclusión.
Entre los nuevos proyectos sobresalen iniciativas para niños sobre el uso seguro de las nuevas tecnologías y el programa «Comida sobre Ruedas», que benefició a casi 500 mayores con más de 88,000 menús entregados. María José Bustos, directora de Cáritas Diocesana, mencionó que las solicitudes de ayuda han aumentado, ahora con familias enteras en busca de apoyo.
El recién inaugurado Centro Belén, ya lleno con familias de España, Marruecos y Perú, tiene más de 30 familias en lista de espera para alojamiento temporal. La problemática de la vivienda fue identificada como un área crítica, y el obispo instó a las administraciones a abordar este desafiante problema social. «Nosotros hacemos algo, sabemos que poco, pero queremos que sea consistente», comentó Ruiz, pidiendo una «respuesta global» para crear una sociedad «más justa, fraterna y generosa».