Andrés Calamaro y su banda dejaron huella en Uclés durante una noche que fusionó lo planeado con lo inesperado. Los asistentes no solo recordarán a quiénes estaban presentes, sino también a quienes faltaban, especialmente cuando el artista argentino interpretó su famoso tema «Mi enfermedad». Esta velada, anunciada como íntima, se transformó rápidamente en un vibrante espectáculo de rock, rompiendo la tranquilidad del histórico monasterio, algo que no sucedía desde hace mucho en esta emblemática tierra de batallas.
Calamaro comenzó el concierto saludando a «la España vaciada», encendiendo así la chispa de una energía palpable que estalló con el ritmo de «Sin Documentos». Los fans se levantaron de sus sillas para bailar frente al escenario, desafiando las normas y reviviendo la rebeldía de los conciertos punk de los noventa. El argentino no solo aceptó esa subversión, sino que la celebró, dejándose llevar por el entusiasmo del público.
El primer segmento del concierto ofreció un repertorio bailable que incluyó éxitos como «Me arde». Calamaro se atrevió a desafiar los límites morales de un espacio religioso, que definió como el «enclave de la OTAN cristiana de la época», e interpretó varios clásicos de Los Rodríguez, como «A los ojos» y «Para no olvidar», evocando una nostalgia colectiva.
Destacó la interpretación de «El día de la mujer mundial,» con una nueva adaptación que incorporó elementos del famoso «Kashmir» de Led Zeppelin. Además, Calamaro ofreció su peculiar «stand up fascista», un juego de humor ácido sobre política contemporánea, la memoria de la represión en Argentina, y las ostentosas bodas de figuras como Jeff Bezos. A pesar de que su estilo humorístico pudo no ser del agrado de todos, defendió su necesidad de expresarse.
La música dominó el Monasterio de Uclés, con Calamaro presentando un repertorio que honra uno de los cancioneros románticos más bellos en español. En un lugar donde Jorge Manrique describió el amor como mezcla de placeres y dolores, sus letras reflejaron esa complejidad emocional. Canciones como «Los aviones», «Crímenes perfectos», «Tuyo siempre» y «Flaca» resonaron con el dolor y la nostalgia que han marcado la historia argentina.
La banda, con un sonido afilado, brilló en temas como «Clonzaepán», «Circo» y «Alta suciedad». La emotiva «Paloma» desató lágrimas entre los asistentes, encapsulando la intensidad de la velada. Calamaro concluyó su actuación con tres bises, incluyendo «Estadio Azteca», dejando una experiencia irreverente y memorable en el ciclo UCLésMÚSICA.
