El vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, ha lanzado una advertencia desde Bruselas a la Comisión Europea, liderada por Ursula Von der Leyen, en la que deja claro que la región no aceptará recortes en la partida presupuestaria de la Política Agraria Común (PAC). Caballero rechazó tajantemente cualquier reducción, ya sea del 15% o 20%.
En sus declaraciones a Europa Press, previas a su intervención en el plenario del Comité de las Regiones de Bruselas, el vicepresidente subrayó la importancia de mantener una PAC fuerte para asegurar la soberanía alimentaria de los 450 millones de europeos, especialmente en un contexto de creciente incertidumbre política internacional. Según sus palabras, una PAC efectiva es fundamental para que los agricultores puedan desarrollar una actividad rentable y vivir con dignidad.
Caballero también mostró su desacuerdo con que los estados miembros de la Unión Europea sean los que decidan sobre la distribución del presupuesto en sus territorios. Defendió que la política debería ser gestionada directamente por la Comisión Europea, centrándose en las necesidades de los agricultores. «No se puede entregar un cheque a los países y que estos distribuyan esta cuantía a su manera», afirmó, insistiendo en que la PAC debe estar libre de objetivos ajenos al sector agrario.
Durante su intervención en el plenario del Comité de las Regiones, en presencia del comisario de Agricultura, Cristophe Hansen, Caballero reiteró su posición, insistiendo en que el presupuesto de la PAC debe mantenerse sin cambios desfavorables. Subrayó la importancia de tratar el sector agrario como estratégico, vital para la independencia de la región y como defensa ante la actual situación geopolítica.
Finalmente, Caballero expresó su asombro ante la capacidad de los países de la Unión Europea para llegar a acuerdos en materia de defensa, a pesar de sus diferencias ideológicas, mientras no logran un consenso equivalente en el ámbito agrícola. Para él, sería «ilógico» priorizar el gasto en armamento y, al mismo tiempo, no garantizar una política agraria sólida que continúe beneficiando a los agricultores europeos.