El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado su firme oposición a la posibilidad de que Cataluña obtenga la gestión de sus propias fronteras, una propuesta impulsada por el partido independentista Junts. En una entrevista con Castilla-La Mancha Media, García-Page calificó esta idea como una amenaza a la soberanía nacional y criticó su trasfondo, al que describió como portador de un «tufo racista» preocupante.
El líder regional señaló que ceder competencias en un ámbito tan crucial como la gestión fronteriza sería equiparable a transferir un elemento clave del poder soberano del Estado español. Según García-Page, es alarmante tratar con frivolidad una competencia tan definida y esencial para cualquier país. Subrayó que la política migratoria es un aspecto en el que no se puede hacer concesiones, considerando la seriedad del asunto.
Además de subrayar la importancia de no delegar estas competencias, García-Page criticó el enfoque de la propuesta de Junts, argumentando que implica aceptar a inmigrantes solamente si se adaptan a determinados parámetros culturales. Para él, esta perspectiva fomenta la segregación y permite seleccionar a los inmigrantes en función de criterios identitarios, lo que considera una forma de racismo. Al dividir a los individuos según estos criterios, se promueve una ideología que, en palabras de García-Page, puede perjudicar gravemente la convivencia y cohesión social.