En Brihuega, Guadalajara, ha comenzado un destacado curso de formación dirigido a voluntarios de Protección Civil, promovido por el Gobierno de Castilla-La Mancha en respuesta a la creciente complejidad de las emergencias globales. Este programa, que se realiza a través de la Escuela de Protección Ciudadana, está diseñado para equipar a los voluntarios con las herramientas necesarias para intervenir con seguridad y eficacia en situaciones críticas.
Eusebio Robles, el viceconsejero de Administración Local y Coordinación Administrativa, inauguró el curso titulado ‘Primeros Auxilios y Primera Atención Sanitaria’, al que asistieron 25 voluntarios de diversas agrupaciones locales. Robles subrayó la relevancia del Soporte Vital Básico, afirmando que “la primera actuación marca la diferencia” en situaciones de emergencia. Para él, estos voluntarios representan un “pilar fundamental” en la respuesta a crisis y son un ejemplo de dedicación y servicio a la comunidad.
El curso tiene como objetivo central preparar a los voluntarios para responder de manera adecuada en emergencias sanitarias. En Castilla-La Mancha, donde muchas comunidades dependen de estos primeros respondientes, la formación constante es crucial. Los participantes podrán mejorar sus habilidades en situaciones de urgencia, lo que podría ser determinante para salvar vidas y reducir secuelas.
Durante la jornada intensiva de siete horas, los voluntarios recibirán tanto formación teórica como práctica, abordando temas como la evaluación de víctimas de accidentes y la reanimación cardiopulmonar (RCP). Este enfoque práctico es esencial, permitiéndoles perfeccionar técnicas específicas y adaptar su conocimiento a distintas emergencias.
Además, Robles mencionó el XXIII Curso de Formación Básica que se lleva a cabo simultáneamente en Cuenca con una treintena de voluntarios de diferentes provincias. La capacitación de estos “héroes anónimos” es prioritaria en la actualidad, ya que su intervención puede ser vital para salvar vidas.
El compromiso del Gobierno regional con la formación refuerza la necesidad de un sistema de emergencias bien preparado. El objetivo es claro: asegurar que cada intervención se maneje con el máximo nivel de seguridad y eficacia.
















