Este verano en Castilla-La Mancha ha sido especialmente trágico debido a una serie de accidentes acuáticos que han dejado un saldo de siete personas fallecidas. Estos incidentes han ocurrido en piscinas y zonas naturales de baño, poniendo de manifiesto la relevancia de la seguridad y la precaución en estos entornos.
El Servicio de Atención y Coordinación de Urgencias y Emergencias 1-1-2, bajo la Consejería de Hacienda, Administraciones Públicas y Transformación Digital, ha jugado un papel fundamental en la gestión de estas emergencias. A lo largo del verano, el 1-1-2 ha coordinado 18 accidentes, involucrando a personal sanitario, bomberos, Cruz Roja y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
De las siete muertes, cuatro ocurrieron en piscinas y tres en zonas naturales de baño. El primer incidente fatal se registró el 29 de junio en el río Bullaque en Porzuna, Ciudad Real, con la muerte de un joven de 29 años. Otros casos incluyeron la muerte de un hombre de 50 años en el embalse de Entrepeñas y un hombre de 42 años rescatado sin vida en el parque fluvial de Zorita de los Canes, ambos en Guadalajara.
Los accidentes en piscinas iniciaron el 8 de agosto en La Villa de Don Fadrique, Toledo, con la muerte de un hombre de 89 años. A esto le siguió, a finales de agosto, el fallecimiento de un hombre de 40 años en La Poblachuela, Ciudad Real. Otros casos incluyeron la muerte de un joven de 24 años en Mora, Toledo, y un hombre de 80 años encontrado inconsciente en Puerto Rey, Toledo, a inicios de octubre.
Del total de 18 accidentes registrados, 14 ocurrieron en piscinas, destacando junio y julio como los meses más peligrosos, con seis incidentes cada uno. Agosto y septiembre registraron tres y dos respectivamente, y octubre cerró el período con un solo accidente.
La alta incidencia de estos trágicos eventos subraya la necesidad imperiosa de mejorar las medidas de seguridad y vigilancia en espacios acuáticos, buscando evitar que el próximo verano repita un escenario tan lamentable.
