Bruselas ha sido el escenario esta semana de una manifestación multitudinaria protagonizada por agricultores y ganaderos de toda Europa, quienes se han congregado para expresar su rechazo al nuevo borrador de la Política Agraria Común (PAC). Esta propuesta, lanzada bajo la supervisión de Ursula von der Leyen, ha sido recibida con crítica y oposición por parte de los implicados en el sector agroalimentario, quienes temen un futuro incierto para sus actividades.
La protesta fue convocada por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) y coincidió estratégicamente con la celebración de la Cumbre Europea, lo que atrajo la atención de políticos y medios de comunicación. Miles de profesionales del sector se desplazaron hasta la capital belga para reivindicar la necesidad de mantener un marco financiero que garantice la viabilidad de la agricultura y la ganadería en la región.
En representación de UPA Castilla-La Mancha, Julián Morcillo, su secretario general, expresó su satisfacción por la elevada participación de los representantes españoles en esta protesta. Morcillo no escatimó palabras al calificar la reforma como “la propuesta más dañina de la historia”, argumentando que el presupuesto destinado al sector sufre un recorte insostenible, mientras se busca financiar otras políticas.
La organización agraria ha puesto de relieve el impacto económico de estos recortes, advirtiendo de que provocarán pérdidas considerables que amenazarán la economía rural y subirán el costo de la vida para la población. Morcillo destacó la importancia estratégica del sector agroalimentario y afirmó la necesidad de un compromiso financiero que, al menos, mantenga el actual presupuesto de la PAC.
El mensaje de la protesta es claro: la PAC debe preservar su misión original de apoyo a los agricultores y ganaderos, descritos por Morcillo como “el corazón de nuestros pueblos”. Además, lanzó un aviso contundente: el sector permanecerá alerta y activo para frenar cualquier intento de recorte que ponga en riesgo el futuro del campo europeo. La manifestación en Bruselas simboliza un grito unánime del sector agrario por un futuro más justo y sostenible.
