La primitiva Hermandad de la Virgen de Las Mercedes de Herencia y su fundación en 1724

La primitiva Hermandad de la Virgen de Las Mercedes de Herencia y su fundación en 1724 3Escrito por: P. Mario ALONSO AGUADO, O. de M. Director de “La Merced-Caminos de Liberación”. Artículo publicado en el libro de Ferias y Fiestas en Horor a la Virgen de las Mercedes. Herencia 2008

El tiempo vuela presto y a mí me gusta, de cuando en vez, hacer recuento y echar la vista atrás. Este año, al confeccionar “La Merced-Caminos de Liberación”, la revista que dirijo, caí en la cuenta que hacía 90 años desde su primera aparición pública, allá por 1918. Con el fin de conmemorar esta efeméride, histórica y literaria a un tiempo, emprendí el repaso y lectura de los números que de la citada revista guarda la biblioteca conventual de la Merced de Herencia. A medida que iba pasando páginas descubría verdaderos tesoros de la historia: artículos de la más variada índole, documentos, viejas fotografías, artísticos grabados, noticias con solera, opiniones…y gratamente sorprendido, advertí que Herencia y su convento tienen un puesto preeminente en la vieja revista “La Merced”. En el nº 10, correspondiente al 15 de octubre de 1928, hay un artículo titulado “Primitiva Hermandad de la Merced de Herencia (Ciudad Real)”, que abarca las páginas 419 a 422 y que firma Fr. Agapito Fernández. La base de dicho artículo es el sustento del nuestro. Sirva su trascripción, comentario y ampliación como homenaje a cuantos escribieron en las páginas de “La Merced” a lo largo de estos 90 años.La Primitiva Hermandad de la Merced de Herencia fundose en el convento de Padres Mercedarios Descalzos el día 1º de enero del año 1724, siendo Comendador el P. Manuel de la Concepción y reinando en España Felipe V.
En el documento de fundación figuran, además del P. Comendador anteriormente dicho, cuatro religiosos, dos sacerdotes seculares, el alcalde por el Estado general, un abogado por los Reales Consejos y dos escribanos y capitulares de la villa. Y “todos juntos y de mancomún dispusieron una Hermandad de hombres y mujeres dedicada a honra y gloria de Nuestra Señora Madre de Mercedes, a quien eregimos por nuestra Patrona y abogada”.
El documento viene a mostrar la enorme devoción que los herencianos profesaban a la Reina de los Cielos, bajo su título de las Mercedes. Todos unidos, autoridades eclesiásticas (clero secular y regular), y autoridades seglares (alcalde, abogado, escribanos y capitulares), se interesan por dar culto a la Virgen, todos a una, honrándola de ese modo y adoptándola como Patrona y especial abogada. Este especial cuidado, amor y culto, hacia la Virgen de las Mercedes se verá después refrendado, como veremos más adelante, en tiempos de la guerra de la Independencia, cuando la exclaustración de los religiosos de España y tras la guerra civil de 1936. Siempre y en todo momento el pueblo de Herencia ha clamado por su Virgen de las Mercedes y ha tratado de restablecer su culto y propagar su devoción.

I. LOS DIVERSOS CARGOS DENTRO DE LA HERMANDAD.
Para el régimen y buen gobierno la Hermandad tenía: un Presidente o Capellán Mayor, que por derecho correspondía serlo al P. Comendador de dicho convento u otro religioso del mismo; un Hermano Mayor; dos Mayordomos; otro con el cargo de Fiscal; dos tesoreros; un Secretario, y dos mullidotes. Excepto el de Capellán Mayor, hacía los nombramientos la Junta General, que debía reunirse al menos una vez al año, en uno de los cuatro domingos de Adviento. La Junta particular solamente podía nombrarlos interinamente mientras que la general no se reuniese, quedando todos los cargos pendientes de la aprobación de ésta.

Era obligación del Hermano Mayor señalar Hermanos o Hermanas para visitar a los enfermos, según que éstos fuesen hombres o mujeres, y cuidar del gobierno de la Hermandad. Los Mayordomos tenían a su cargo el llevar los cetros en todas las funciones y procurar que la fiesta de la Merced se celebrase con la mayor solemnidad, siendo por su cuenta las cuatro libras de cera que habían de arder en el altar mayor.

Incumbía al Hermano Fiscal la vigilancia por el cumplimiento exacto de las Ordenanzas y modo de vivir de los Hermanos, de tal manera que no fuesen escandalosos ni juradores; y los casados que no maltratasen a sus mujeres. Y si supiese de alguno ser en lo dicho defectuoso, avisaría al Hermano Mayor para que la Junta particular se lo corrigiese, y si corregido no se enmendare, se le borrase por indigno de la Hermandad.

Los Tesoreros cobraban las cuotas que estaban obligados a pagar todos los Hermanos, acompañamiento de cadáveres etc., y en tiempo de la recolección del trigo y azafrán, también se les ordenaba pidiesen limosna acompañados de dos religiosos. Lo recaudado debía depositarse en las arcas que para este fin tenía la Hermandad.

Los Hermanos mullidores eran los encargados de avisar cuando algún miembro de la Hermandad se muriese, y lo que el Hermano Mayor dispusiera de Juntas y entierros. A ellos pertenecía el llevar el paño, almohadas y hachas a la casa del difunto, así como el acomodarlo en la caja.

Finalmente, se nombra un Hermano con el título de Secretario para llevar las cuentas y anotar lo acordado en las Juntas que se celebrasen.

No se permitía que la Hermandad tuviese más de cuatrocientos socios, o no ser que fuese un Sacerdote o Beata de hábito descubierto de nuestra Madre de Mercedes quien lo solicitase.

II. FIESTAS Y CEREMONIAS PROPIAS.
Todos los años celebraban la fiesta de la Merced el día 24 de septiembre, con Misa solemne, exposición del Santísimo, sermón a cargo de un religioso del convento y procesión; los primeros domingos de cada mes también tenían por la mañana Misa cantada, y por la tarde procesión por los claustros del convento.
Al entierro de cualquiera de los Hermanos asistían todos, acompañados al cadáver desde su casa al cementerio, y doce de los que correspondiese por turno llevarían una vela encendida; después todos los Hermanos le harían el sufragio de una visita de altares. Los religiosos del convento también gozaban de estos privilegios.
Al siguiente día del entierro se celebraba en sufragio de su alma una Misa de Requiem con ministros, vigilia y responso, asistencia de los Hermanos que pudiesen y con el mismo número de hachas que ardió en el día del entierro.
En el primer día de fiesta del mes de noviembre hacían un aniversario por todos los Hermanos difuntos, con vigilia, Misa con ministros, sermón y procesión.

III. TRAS LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN 1808.

Desde la guerra del año 1808 dejó de cumplir la Hermandad sus ordenanzas, hasta el 15 de mayo de 1815 en que fue restablecida. Hiciéronse en su reglamento pequeñas modificaciones, como fue la de que los sacerdotes seculares supliesen a los religiosos, una vez que las casas de éstos se habían cerrado, pasando a la iglesia parroquial los objetos y bienes que en el convento poseía la Hermandad. Desde esa fecha comenzó a pagar los derechos parroquiales.

En diciembre de 1835 fueron extinguidas en España las Órdenes religiosas, y con tal motivo también la Hermandad que últimamente ya celebraba sus cultos en la iglesia de la Merced. Despojáronla de los mejor que entonces tenía, cual fueron: seis grandes candeleros plateados que tenía Nuestra Señora Madre; unas andas doradas de la misma; una colgadura de damasco encarnado y un terno de terciopelo; otro de raso blanco y encarnado con escudos de la Orden.

A 6 de igual mes y año reuniéronse en la Sacristía del convento los señores Capellanes y Consiliarios para tratar del sostén y conservación de la Hermandad y procurar el culto y honor de la Señora Madre. A este fin acordaron los puntos siguientes:

1º. Elevar una solicitud a la superioridad pidiendo se dignase conceder que esta iglesia  del extinguido convento se conserve abierta, y que la Cofradía pueda practicar en ella sus ejercicios devotos.
2º. Que en atención a que el principal fin de esta cofradía siempre fue el dar culto a la Virgen Madre de Mercedes, todos los sábados la saludaran su Cofrades con una salve cantada, como venía haciendo la extinguida Comunidad.
3º. Que haya exposición del Santísimo Sacramento todas las tardes del novenario de nuestra Madre, día de Reyes, Asunción, Inmaculada Concepción, Natividad, Anunciación y Purificación de la Santísima Virgen.
Con fecha 1º de julio de 1847 fueron admitidos como Archicofrades de la establecida en la iglesia de la Purísima Concepción de religiosas Mercedarias de Don Juan de Alarcón, en Madrid, pasando a gozar del inmenso tesoro de gracias y privilegios de que goza dicha Archicofradía.

A primeros de enero del año 1853 solicitó la Junta general del Arzobispado de Toledo la aprobación de las constituciones y ordenanzas de la Hermandad y el que fuese honrada con el título de “Archicofradía”. Su Eminencia tuvo  a bien confirmar y aprobar las constituciones, acuerdos u ordenanzas, “excepto en el título de Archicofradía con que quereis ser honrados, sin prejuicio de las gracias y privilegios que compete a la misma como incorporada a la eregida en Don Juan de Alarcón”. Igual autorización recibió del señor Gobernador de Ciudad Real.

Dirigieron una instancia a la Asamblea de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. La contestación la recibió el Prior de Herencia a 22 de enero de 1853. Dice así:

La Sacra Asamblea de la Orden Militar de San Juan ha acordado se prevenga a Ud. que respete y fomente en cuanto quepa la Cofradía de Nuestra Señora de las Mercedes, sostenida en la iglesia de dicho convento; que respete asimismo sus propiedades y efectos destintados al culto, y por ningún concepto se abuse de ellos…; que Ud. contribuya con su consideración y aprobación, y, en cuanto quepa, hasta con su persona, a las funciones y ejercicios que la Cofradía hace; disponiendo, como también se le encarga, la cuide y asista un sacerdote de su confianza y de los individuos de la Cofradía…; debiendo tener entendido ser esta la voluntad y anhelo de S. A., pues será muy de su de su desagrado vuelva a tener noticia, bien sea dimanada de comisión u omisión, contra alguno de los particulares expresados.- El Secretario, Jerónimo Pizarro.- Rubricado.»

Se le devolvieron las colgaduras y ornamentos de iglesia, y se le concedió a la cofradía un Rector que velase por ella y su templo. Lo fue durante varios años el incansable P. Adolfo Bárcena, mercedario descalzo exclaustrado, hombre de extraordinario talento y elocuente predicador, a quien recordaron por muchos años en Herencia. Su amor a la Santísima Virgen hizo que sus reconocidas dotes las emplease en propagar su devoción bajo el título de la Merced, y su caridad para con los pobres se la premió ya en esta vida el Señor dotándole de extraordinario don de gentes.

IV. LA LLEGADA DE LOS MERCEDARIOS CALZADOS.
Tras la exclaustración y desamortización de las Órdenes religiosas llega su restauración. Los Mercedarios Descalzos se reagrupan para formar comunidad en la ciudad zamorana de Toro, desde allí planean volver a Herencia. De 1893 a 1896 están aquí intentando crear comunidad para establecerse de nuevo, pero por diversas razones fracasan en su intento.

Según cartas que poseemos, en 1899 estuvo a punto de fundarse aquí una residencia de Mercedarios Calzados, por lo cual tenía ya destinado el personal el Padre Magín Bertrán, restaurador de la Provincia de Castilla de la Merced Calzada.

A primeros de enero de 1897, aparece la Cofradía con el nombre de “Venerable Orden Tercera de la Merced”, la tradicional V.O.T., figurando como presidente el P. Bárcena, hasta el 19 de febrero de 1899, que lo es el P. Agustín Salcedo, Mercedario Calzado, quien vino a regentar esta Capellanía por mandato del Muy Reverendo Padre Provincial de la Merced de Castilla Fr. Buenaventura de Boneta. Estuvo en calidad de tal hasta el 20 de febrero de 1900, en que el Ilmo. Sr. Obispo Prior dio su permiso para abrir en esta villa una residencia de Padres Mercedarios Calzados, entregando la Iglesia de la Merced y demás dependencias.

Confirmada en debida forma por el Padre General de Roma, la Tercera Orden de Herencia cuenta hoy (se refiere a 1928) con unos 2400 Hermanos y observa la regla y constituciones aprobada.

V. TRAS LA GUERRA CIVÍL DE 1936.

Capítulo aparte merece la restauración de la Merced en Herencia tras el duro golpe sufrido en la contienda de 1936. Tras el martirio de los cinco religiosos que componían la comunidad y la pérdida de su patrimonio histórico-artístico hubo de renacer de sus cenizas. Una vez rehecha la vida comunitaria se abrió un período de esplendor que coincide con grandes reformas en el interior y en el exterior del templo. Especial importancia supuso la traída de la nueva imagen de la Virgen de las Mercedes, llegada desde Barcelona en 1940, los nuevos retablos e imágenes; el incremento de las vocaciones mercedarias, la apertura del noviciado y del colegio, la reorganización de la Orden Tercera, la catequesis, los Ejercicios Espirituales, los cultos y fiestas mercedarias y todo cuanto contribuyó a dar vida y aumento a la Orden y a su bendita Madre de las Mercedes. La falta de espacio y tiempo nos impiden reseñar ampliamente este período, tan solo queremos señalar dos fechas históricas de primera magnitud: el 22 de mayo de 1951 Don Emeterio Echevarría, Obispo Prior de las Órdenes Militares, coronó solemnemente la nueva imagen de la Virgen de las Mercedes. El pueblo entero se echó a la calle participando masivamente en tan importante evento. Y el 24 de septiembre de 1999, Don Ramón Osuna, Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Herencia, haciéndose eco del sentir unánime de todos los ciudadanos de la villa, nombró Alcaldesa Honorífica a la Virgen de las Mercedes, coincidiendo con el primer centenario de la presencia de la Orden de la Merced Calzada.

VI. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

–    ARCHIVO DIOCESANO DEL ARZOBISPADO DE TOLEDO.
–    ARCHIVO CONVENTUAL DE LA MERCED DE HERENCIA.
–    ALONSO AGUADO, Mario y FERNÁNDEZ-CABALLERO, Claro-Manuel: Ntra. Sra. de las Mercedes y Herencia. Imágenes, tradición y devoción. Ciudad Real, 2006.
–    ALONSO AGUADO, Mario y FERNÁNDEZ-CABALLERO, Claro-Manuel: “La Feria y Fiestas en honor a la Virgen de las Mercedes de Herencia”, en Herencia Feria y fiestas 2007. Herencia, 2007, Págs. 16-18.
–    FERNÁNDEZ, Agapito: “Primitiva Hermandad de la Merced de Herencia (Ciudad Real)” en La Merced, nº 10, año 1928, Págs. 419-422.
–    GONZÁLEZ ROMERO, José-Rafael: “Documentación cofradiera de los maestrazgos ciudarrealeños en el Archivo Diocesano de Toledo” en Las Órdenes Militares en la Península Ibérica. Volumen II: Edad Moderna. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2000, Págs.1357-1388.
–    MARTINEZ VAZ, José: Herencia Ama a la Virgen. Madrid, Ediciones La Merced, 1954.
–    Ordenanzas de la Real y Primitiva Archicofradía de María Santísima de las Mercedes. Única establecida en la iglesia del Convento de Religiosas Mercenarias descalzas de Don Juan de Alarcón de esta Corte. Madrid, 1892.
–    Real, Ilustre y Primitivo Capítulo Noble de Caballeros de la Merced. Archicofradía de María Santísima de las Mercedes.  Madrid, 1974.

Escrito por: P. Mario ALONSO AGUADO, O. de M.

Director de “La Merced-Caminos de Liberación”

Artículo publicado en el Libro de Ferias y Fiestas Herencia 2008

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