El pintor Manuel Fernández-Caballero, natural de Herencia (Ciudad Real) expone hasta el 12 de abril en el Museo de Arte Contemporáneo Castilla La Mancha de la Fundación Picornell en Hellín (Albacete).
El pasado jueves, 26 de marzo tuvo lugar a las 20:00 horas el cócktail de inauguración de la exposición de pintura de Manuel Fernández-Caballero en la Fundación Picornell, sita en la calle de Castilla-La Mancha, número 14.
La misma se encontrará abierta hasta el próximo 12 de abril, y en ella podremos ver la inundación de luz, de poesía y de colorido de los los paisajes que realiza Manuel F. Caballero.
Mª de Carmen Antón Martín de la Revista Crítica de Arte, nos dice lo siguiente de la obra de este artista herenciano:
«Sus paisajes son generalmente optimistas con una amplia paleta, destacando los amarillos, verdes, rojos y azules, potenciados no sólo por la iluminación sino también por su pincelada potente, segura y muy ligera. No se trata de obras estáticas sino que poseen dinamismo.
No se limita a representar parajes sino que se adentra mucho más, abstrae sensaciones ocultas como son los aromas de las flores o la no presencia de personas pero que sin embargo, todos notamos.
Sus paisajes son captados a diferentes horas del día, con lo cual experimenta con los colores, la iluminación, sombras, efectos y también con las múltiples emociones que producen. Destacar la interpretación de las estaciones del año donde vuelve a jugar con el colorido, pero aún tratándose, por ejemplo, del Otoño, con la caída de la hoja, Manuel F. Caballero lo confiere con vigorosos y vibrantes amarillos, rojos, ocres, etc.
También la arquitectura forma parte de la temática de este artista, acompañada siempre de la Naturaleza, verdadera protagonista de su producción. Se trata de casas, torres de iglesias, y de pueblos colmados de árboles, flores o matorrales.Mostrándonos su variado croa
matismo dentro de un orden armónico, sabe interpretar los colores de la tierra y nos la muestra en sus obras para deleite del espectador».
Sus temas de casas solitarias o caminos que desembocan en pétreas montañas están inundados de un gran romanticismo y sensualidad. Pero por su afán de investigar las luces y colores nos recuerda a los impresionistas, también preocupados por estos efectos, entre otros. Por su interés por el color, por las combinaciones cromáticas se deduce su inclinación por representar los parajes a distintas horas del día. Pero siempre consiguiendo paisajes armónicos dentro de una unidad que le distingue».