Desde hace algunos días El Rondadías vuelve a circular por las calles de Herencia, contando en esta ocasión con un importante aumento en su tirada con el fin de que en estas fechas navideñas llegue a la mayor gente posible de nuestra localidad. Todavía, quien esté interesado en el mismo puede hacerse con su ejemplar en los puntos de distribución habituales. A continuación, transcribimos aquí la editorial de este último número:
El día 3 de diciembre se celebra, desde que así lo proclamara la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 47/3 de 1992, el Día Internacional de las Personas con Discapacidad (Día Internacional de los Impedidos, según la propia nomenclatura de la Organización). Específicamente: “invita a todos los Estados Miembros y a las organizaciones interesadas a que intensifiquen sus esfuerzos encaminados a la adopción de medidas eficaces y sostenidas para mejorar la situación de las personas que padecen de impedimentos”. Sin entrar en polemizar sobre qué denominación sería más o menos correcta, lo cierto es que la declaración de este día internacional, con el fin de fomentar la visibilidad y la defensa de los intereses de todos los discapacitados, es de vital importancia. Y el hecho de que todos contribuyamos a mejorar la situación de los impedidos es más que una obligación moral. En este sentido el Día Internacional de las personas con Discapacidad debería entenderse no desde un punto de vista estricto de circunscribir la defensa de los derechos de los discapacitados única y exclusivamente a este día, sino más bien de que tal fecha sirva como recuerdo anual de que la lucha sigue abierta y que ésta debe ser constante y decidida.
En Herencia, en los últimos años, se ha notado significativamente el esfuerzo de muchos en la adopción de medidas importantes para mejorar la situación de los discapacitados: se han rebajado algunas aceras, y construido accesos a edificios públicos, por ejemplo. Sin embargo las barreras arquitectónicas en nuestro pueblo siguen existiendo y son más que evidentes. La lucha continúa. Y el empeño de todos no debe cejar. Más aún si pensamos que los discapacitados son un grupo muy heterogéneo, tanto como las propias discapacidades que son múltiples y diversas, físicas y psíquicas. Los muros que la sociedad levanta contra ellos son demasiado resistentes. El más sólido de todos: los prejuicios mentales. Por ello debemos continuar luchando contra nuestros prejuicios, y allanar el terreno a nuestros vecinos que presenten algún impedimento. El día 3 de diciembre, y siempre.