“… porque los extranjeros, que con mucha puntualidad guardan la leyes de la comedia, nos tienen por bárbaros e ignorantes, viendo los absurdos y disparates de las que hacemos”.(Cap. XLVIII, 1ª parte de “El Quijote”)
Hoy cuando he empezado a conformar la ficha técnica de esta etapa, te puedo asegurar, amigo Elías, que he sentido una cierta vacilación de ánimo en la realización de la misma. El poner la bandera de un país extranjero, por primera vez, como final de tu etapa es un paso fundamental en el desarrollo de tu odisea aventurera; y ya a partir de hoy no volveremos a ver la bandera española en esas fichas. Como tú dices “ahora comienza el viaje fuera de la zona de confort”.
Sales de Llança teniendo en el recuerdo el buen acogimiento ofrecido por los bomberos de la localidad ante nuestro Perlé herenciano y como no narrar la anécdota que te ha ocurrido esta mañana. Has ido al hospital aquejado por una pequeña otitis, y cuando el médico curioso que te ha tratado ha sabido de tu historia ha provocado una revolución en el centro. Todos han salido a ver a Penélope y a inmortalizar el momento contigo en una sesión infinita de fotos. Por supuesto, el ibuprofeno ha sido de regalo.
Tras esto te diriges hacia el último pueblo de tu aventura en territorio español: Portbou. Se trata de un municipio español del Alto Ampurdán con el que despides la Costa Brava, Gerona, Cataluña y España.
En esta población hay, aprovechando su situación fronteriza, numerosas tiendas que proporcionan determinados productos como el alcohol, el tabaco, el cuero o la ropa que son más baratos que en Francia.
La situación especial del pueblo se basa en su localización inmersa en un valle, que ha frenado la excesiva construcción, por lo que Portbou sigue pequeño (algo más de 1000 habitantes) y rodeado de naturaleza.
Y tras pasar la frontera te encuentras con las primeras localidades francesas. Se trata de la pequeña Cerbère (famosa por su turismo especializado en el submarinismo) y Banyuls-sur-Mer; te encuentras en la antigua comarca del Rosellón y administrativamente inicias el departamento (algo así como nuestras provincias) de los Pirineos Orientales y la región del Languedoc-Rosellón.
La proximidad de la sierra de Albera hace que en estos terrenos tengas que pasar de alturas de 0 sobre el nivel del mar a varios centenares de metros sobre el mismo. Así que, caballero rodante, haciendo piernas por esa Francia vecina en una ruta dura.
Prosigues por Port-Vendres, una pequeña localidad dedicada casi totalmente al turismo, en la denominada Costa Bermeja. Tu compañero, el Mar Mediterráneo, sigue acompañándote en tu transcurrir aventurero.
Acabas la etapa en Collioure, un nuevo pueblo costero que ha mantenido casi intacta toda la calma de su centro histórico que ha sido inmortalizado por grandes pintores, como es el caso de Henri Matisse, a principios del siglo XX, que acudieron a esta localidad fascinados por la luz de su puerto pesquero y el colorido de sus casas.
Y, cómo no, hay que hacer una mención especial al escritor español Antonio Machado que, exiliado tras la Guerra Civil española, falleció en este pueblo (en 1939) y está enterrado en él.
En el audio que me mandaste el pasado lunes, en el que me planteabas tus objetivos para esta semana, me hablabas de nuestro poeta Machado, y no puedo olvidar como te permitiste cantarme unos de sus preciosos versos a los que puso música Serrat.
Murió el poeta lejos del hogar le cubre el polvo de un país vecino, al alejarse, le vieron llorar "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar" Golpe a golpe, verso a verso.
Como hemos visto en el caso de Antonio Machado, acabada la Guerra Civil, muchas ciudades del mediodía francés, acogieron a numerosos exiliados republicanos españoles. Por esto no es raro encontrar algún museo o monumento en homenaje a aquellos españoles refugiados a consecuencia de una guerra fratricida.
Has visto la gran cantidad de viñas que pegadas al mar son cultivadas, e incluso has podido degustar algún vino de la zona en una masiva cata que estaban realizando cuando has llegado a la localidad.
Y como otra curiosidad del día conocer a Albert, otro caballero como tú que ha hecho algún viaje a España en bicicleta, conociendo lugares próximos como Belmonte. Como no hacerse esa foto de recuerdo donde os veis dos quijotes del siglo XXI.
Y bajo cielo colliourencs descansas esta noche “cansado, muerto” pero con una ánimo en total auge. Impresionante escucharte a última hora del día explicarme lo ilusionante que ha sido pasar el hito de la primera frontera.
Hoy leo tu saludo a todos los que te siguen y hablas de estas semanas cumplidas desde el inicio de tu aventura. Hablas de este tiempo como “transcurrido con intensidad y pequeñas lecciones”. Yo sólo puedo intentar darte aliento en tu hazaña, y decirte que si tú vas aprendiendo pequeñas lecciones, con tu coraje e intrepidez los que vamos instruyéndonos con tu ejemplo somos todos los que te escoltamos en la distancia.
Y como no, estando en Francia me despido con un: À demain, mon chevalier ami.