“… mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres, sin respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas, donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo.” (Cap. XI, 1ª parte de “El Quijote”)
Tras la velada multicultural con la que despediste la etapa de ayer, hoy Elías continúas tu ruta volviendo a la Costa Azul francesa reencontrándote, nuevamente, con el Mar Mediterráneo. Abandonas Narbona, capital de una antigua provincia romana, asignada a Julio César por el Senado romano y que le sirviera de base para conquistar el resto de la Galia. Aunque posteriormente toda esta zona se convirtiera en el campo de batalla durante la Segunda Guerra Civil de la República de Roma entre Pompeyo y el citado Julio César.
Vuelves a la costa por el pequeño municipio de Coursan, último del departamento de Aude y te adentras en un nuevo departamento, el de Hèrault, a través de otro pequeño municipio, Serignan.
Tomas aliento y un reconfortante trago de agua en una gasolinera antes de la villa de Béziers, a la vez que buscas los avances modernos que a través de la wi-fi te permiten conectar con tanta gente que te sigue, y actualizar tu página de facebook con un mensaje para todos y nuevas fotografías.
Y así llegas a Béziers, una ciudad que se fundó hacia el 700 a. C. Su origen comienza con el establecimiento de una tribu sobre las riberas del río Orb en la era neolítica, en el centro actual de un pequeño bosquecillo cercano a la villa. Destaca la Catedral San Nazario de estilo gótico y con bóvedas de hasta más de 30 metros de alto,
Curiosamente, aún encontrándote en Francia, en esta ciudad hay dos plazas de toros. Una de época romana y otra construida a finales del siglo XIX. Por esta tradición taurina no es raro encontrarse con un torero muy importante en el panorama taurómaco nacido en esta localidad; se trata de Sebastián Castella.
Uno de los hechos histórico más famosos ocurridos en Béziers acaeció en el siglo XIII. La ciudad fue considerada como hereje al estar habitada por numerosos cátaros, por lo que fue asediada por orden papal y finalmente los cruzados tomaron las murallas de la ciudad y accedieron a su interior conquistándola. El jefe cruzado Arnaud Amaury ordenó a sus soldados masacrar a todos los cátaros y como no se sabía cómo diferenciar a los católicos de los herejes cátaros este personaje pronunció su célebre sentencia: «Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos» y toda la población de la pequeña ciudad fue asesinada sin ningún tipo de distinción ni consideración.
No puedo por menos, amigo Elías, que enfatizar sobre tu don de gentes que te hace mezclarte con los lugareños de los diferentes lugares que visitas y que te hace vivir experiencias inolvidables y fotografías entrañables. No te puedes describir de mejor manera: “Quijote de pasaporte herenciano que no deja de mezclarse con los locales para aprender de ellos”.
Y así entablas conversación (en francés) con un chef que estaba preparando una macro paella al cual comentas tu procedencia, tu gusto por la cocina y tu habilidad para prepararte tus propias paellas… y como no el cocinero, atónito con el personaje que tenía en frente, no tuvo por menos que invitarte a una ración de su paella “con copete cual remolque de vendimia” para que lo valorases tu a él. Incluso te invitó a quedarte a trabajar con él. ¡¡Increíble!!
Luego compartes momentos con ese abuelete, que te recordó a tu abuelo Antonio, apasionado por la geografía y la historia. Conversación amena durante una hora y media y luego le invitas a un nestea. El agradecimiento de este hombre es tal que te invitó, junto con su hija, a realizar un tour por la ciudad donde te explicó todos los pormenores históricos de cada rincón del lugar.
Sales de esta ciudad histórica y pasa por el pequeñito pueblo de Vias, para llegar posteriormente a la villa de Agdat. Desde la prehistoria, el hombre ha estado presente en la región, tras asentarse a principios de la década del Paleolítico (aproximadamente un millón de años a. C.).
El lugar donde se asienta Agdat fue frecuentado por los fenicios de Marsella alrededor del 600 a. C., y posteriormente se convirtió en una colonia griega. Durante la Edad Media, los vikingos atacaron en numerosas ocasiones la zona, dejándola muy vulnerable.
Y por último llegas a tu destino de hoy, la ciudad Sete. Se encuentra situada a la orilla de la Laguna de Thau ( l´etang de Thau), a orillas del mar Mediterráneo, esta laguna desempeña un papel fundamental en la economía. Es un lugar de cría de ostras y moluscos de arena desde la antigüedad. Es también un espacio natural donde podrá disfrutar de diversas actividades de deportes náuticos.
Etapa larga y provechosa. Merecido descanso.