En La Mancha, hablar de Merced o Mercedes es hablar de Herencia, y esto es debido a que desde 1656 lleva presente en esta villa del Campo de San Juan la Orden redentora de hábito blanco. En sus orígenes, lo hizo con una fundación real de mercedarios descalzos, bajo el patrocinio del hijo de Felipe IV, Juan José de Austria. Más tarde, desde 1899, con la presencia de los mercedarios calzados que toman la llama redentora de sus hermanos descalzos, a lo que hay que unir la presencia de las Hermanas Mercedarias de la Caridad desde principios de 1959 cuando fundan un colegio en esta localidad.
De esta manera y, tras más de 360 años de presencia mercedaria en Herencia, el patrimonio histórico-artístico mercedario es muy rico y variado, si bien, este es todavía bastante desconocido. Dentro del mismo, cabe hablar de un conjunto de obras pasionales, tanto pictóricas como escultóricas, dedicadas a la imagen de Cristo presentado aquí como Cristo Redentor, maestro y modelo mercedario.
Para los mercedarios, la figura de Cristo es uno de los tres grandes pilares espirituales de la Orden, junto a María de la Merced, considerada inspiradora de la fundación de la Orden, y San Pedro Nolasco, fundador de la familia mercedaria. Pr todo ello, no es de extrañar, que a un año de celebrar el 800 aniversario de su fundación, los mercedarios de todo el mundo dedican este 2017 a la figura de Cristo Redentor.
La escultura pasional de Cristo en La Merced de Herencia
Varias son las imágenes pasionales de bulto redondo dedicadas a la figura de Cristo en la iglesia conventual de la Merced.
En primer lugar destaca la imagen del Cristo del Consuelo, imagen de pasión que procesiona en la Semana Santa herenciana. Es en realidad la representación de un Ecce Homo, es decir, la representación de Cristo en el momento en el cual, según el Evangelio de Juan (19:4-6), el gobernador romano de Judea, Poncio Pilato, presenta a Jesús de Nazaret, ya flagelado, atado, escarnecido y coronado de espinas, ante los judíos congregados fuera del lugar donde transcurría el juicio de Cristo, con las siguientes palabras: «Aquí tenéis al hombre». Situado en la antigua capilla de San José, hoy conocida como del Consuelo, esta magnífica talla de cuerpo entero fue realizada en los afamados, prestigiosos y tristemente desaparecidos, Talleres Companyá de Barcelona. Gracias a los estudios de investigación del historiador mercedario Mario Alonso Aguado, es conocido que el mismo se realizó sobre boceto original de Antoni Parera y Saura, usado también para tallar la imagen del Ecce Homo de Crevillent (Alicante), si bien esta última con un tamaño inferior y con policromía más sencilla.
En la iglesia conventual de la Merced existe otra imagen del Cristo del Consuelo, también realizada en los Talleres Companyá y costeada por doña Aurelia Parra. La misma reproduce fielmente el busto del Ecce Homo que presidía el majestuoso retablo barroco situado en la hoy nave lateral derecha de la iglesia conventual y que fue destruido durante la Guerra Civil. No es de extrañar el encargo de una reproducción fiel de dicha imagen, ya que desde el siglo XVIII gozaba de gran devoción tal y como atestigua el grabado de Palomino recuperado por el padre Mario Alonso, visitable hoy en la Casa-Museo de La Merced, y donde se reproduce esta iconografía bajo la denominación de “milagrosa imagen del Santísimo Cristo del Consuelo”.
Cristo es presentado en estas imágenes como Varón de Dolores, pero también como Cristo Redentor o Cristo Mercedario que está dispuesto a ofrecer su vida por la salvación de la humanidad, al igual que los mercedarios, en pos del cuarto voto instituido por San Pedro Nolasco se comprometen a trabajar por la liberación de los más débiles aunque su vida peligre por ello.
También en la iglesia conventual existe una imagen escultórica de Cristo Crucificado situada en el segundo arco de la nave lateral derecha. De tamaño algo inferior al natural, es una obra en madera sin policromar salida de los afamados talleres Granda de Madrid. Nos presenta a Cristo muerto, con la boca entreabierta y crucificado con tres clavos.
Por último, y aunque parte de otro conjunto escultórico mayor es destacable, por la calidad de su confección, el crucifijo que porta la imagen de San Pedro Nolasco situada en el retablo del mismo nombre. Obra de los prestigiosos talleres Rabasa de Valencia, esta imagen de Cristo presenta a San Pedro Nolasco como segundo redentor a imitación del primero.
La imagen pictórica de la pasión de Cristo en la iglesia de La Merced de Herencia.
La obra pictórica de La Merced de Herencia también trata de manera profusa la figura pasional de Cristo donde existen hasta tres lienzos de los siglos XVII y XVIII con dicha temática. El primero de ellos, un lienzo de más de tres metros y autor anónimo, representa la figura del Santo Cristo de Burgos. Situado en la capilla de san Pedro Nolasco, su marco está confeccionado con restos de antiguos retablos dorados y nos presenta a un Cristo crucificado y muerto, de cuerpo entero, que en estas tierras es apodado como “el Cristo de las Enagüillas”.
Ya en el interior de la sacristía se pueden apreciar los otros dos lienzos. Uno de ellos un Ecce Homo, pintura española anónima del siglo XVII, de medio cuerpo desnudo, con paño de pureza, y manto rojo sobre los hombros. El otro, un gran lienzo de Cristo Crucificado, es el de mayor calidad de todos. Restaurado en 2006 con motivo de la exposición ‘Celosías. Arte y piedad en los conventos de Castilla-La Mancha durante el siglo del Quijote’, es obra de un seguidor anónimo de Luis Tristán que presenta aquí una imagen prácticamente idéntica a las realizadas por su maestro, la de un Cristo vivo, de canon alargado, y cuya sangre se vierte por los brazos y baña la cruz con el propósito dogmático, tal y como señala el profesor Enrique Herrera Maldonado en el estudio que de esta obra hace en el catálogo de la exposición antes citada, de destacar el valor redentor de la Sangre de Cristo.
Por Claro Manuel Fernández-Caballero Martín-Buitrago
Publicado en el periódico El Semanal de La Mancha del 7 de abril de 2017