En estos días primaverales, alegres por el color de los campos y las flores, he tenido la ocasión de leer el libro titulado “De Cerca y de Lejos”, poemario de Pilar Fernández-Cañadas, señora manchega de Herencia, poeta de corazón y devoción, amante de su tierra y profesora de literatura en la Universidad de Pittsburgh (Nueva York).
En estos días primaverales, alegres por el color de los campos y las flores, he tenido la ocasión de leer el libro titulado “De Cerca y de Lejos”, poemario de Pilar Fernández-Cañadas, señora manchega de Herencia, poeta de corazón y devoción, amante de su tierra, profesora de literatura en la Universidad de Pittsburgh (Nueva York), autora de incontables publicaciones, artículos y libros de su especialidad docente: la literatura; ahora empeñada, junto al también profesor (su marido) Davydd, en que La Mancha suba escalones de cultura.
Y digo que he leído tan íntimo y sugerente poemario; porque desde el principio me ha subyugado o atrapado la musicalidad y lirismo de los poemas; más las dos prosas que lo componen. Hablo de sentimientos y armonía; y precisión en el verso; amparado por emociones en las que la magia, o la gracia, o “la luz no usada”, que dijera fray Luis de León, se hacen palabra, y con las que Pilar logra sugestivas imágenes, ricas en sorpresas, atrapando la latente belleza de la poesía.
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