La Federación de Asociaciones de Ayuda al Pueblo Saharaui de Ciudad Real y la Asociación Madraza de Ciudad Real, han hecho un llamamiento a la solidaridad de las familias de la provincia de Ciudad Real. El objetivo es encontrar a 15 familias para completar la acogida de alguno de los 120 niños saharauis de 8-9 años, que llegarán a Ciudad Real durante la noche del 5 al 6 de julio y que permanecerán durante dos meses en nuestra provincia.
En total vendrán a Castilla-La Mancha entre 320 y 340 niños y niñas, de las que una veintena estarán en Ciudad Real. La concejala de Acción Social, Matilde Hinojosa, ha hecho un llamamiento a que las familias “estén disponibles de acoger a estos niños que disfrutan con nosotros de un verano en paz, cuidándose, divirtiéndose y sensibilizando a la población de las ayudas que necesitan allí las familias”.
El coordinador regional del Programa, Silvestre del Rio, reconocía que se trata de una experiencia inolvidable para las familias, que se encuentra respaldada desde la Federación y desde el resto de familias, por lo que no habría problemas si alguno de los niños no se adapta a la familia acogedora.
Del Rio reconocía que “no se necesita ningún requisito más que ser una familia estructurada y solidaria que acoja a un miembro más en su casa. Luego nosotros hacemos un seguimiento de que el niño esté perfectamente atendido, pero no se necesita nada especial, ser una familia normal que quiera acoger estos dos meses en su casa a una persona más.
Además agradecía al Ayuntamiento de Ciudad Real y a la Diputación Provincial por la colaboración en este programa. Estos niños llegarán a España del 5 al 6 de julio, hasta el Centro Divina Pastora de Manzanares, donde serán repartidos al resto de localidades de la provincia. Estarán presentes en Ciudad Real hasta primeros de septiembre.
Carlos Díaz, de la Asociación Madraza, animaba a las familias de Ciudad Real a animarse a acoger uno de estos niños y niñas saharauis que vienen a la provincia durante el verano. “Queremos que se produzca un hermanamiento entre la sociedad española y los campamentos de refugiados del desierto del Sahara, donde se encuentran a 40 grados a las sombra y en unas circunstancias que ninguno de nosotros querría”.