Taller Amaro restaura la imagen de San Juan Evangelista de Herencia

Texto: Mª del Señor Fernández-Amaro D.-Pavón.

La escultura devocional de San Juan Evangelista quizá haya pasado desapercibida en los últimos años, olvidándose incluso que es una más de las obras artística que alberga la ermita de la Asunción, más conocida por los herencianos como “La Labradora”. Esta imagen de San Juan posee una fuerte relación histórica, iconográfica y simbólica con los otros dos titulares de su Hermandad: la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la de María Santísima de la Amargura, junto a la cual tradicionalmente procesionaba.

Y es por esta misma relación inseparable, entre las tres imágenes, que era necesaria la recuperación de la imagen de San Juan Evangelista, el discípulo amado.

El proceso de conservación y restauración de San Juan Evangelista comienza su andadura al llegar a mi taller en julio de 2020, hasta el día de Navidad, desde donde salió hacia la Iglesia Parroquial para celebrar un triduo en su honor, culminando en su día: el 27 de diciembre.

No hay registro exacto del año de llegada de la escultura a Herencia, pero aproximadamente se fecha entre 1965-1970. Y como cualquier obra de culto que ha procesionado y nunca ha sido intervenida en un proceso de restauración profundo y serio, la imagen presentaba multitud de alteraciones. Unas provocadas por el paso natural de las décadas: acumulación de polvo y grasa de la contaminación ambiental, y otras provocadas por la acción del hombre: muchas pequeñas pérdidas de pintura (por los impactos de monedas durante las procesiones) roturas accidentales de los dedos y la manga del brazo izquierdo, desgastes en la policromía y la talla de los pies por la veneración de los feligreses, repintes antiguos, y finalmente, la alteración más severa que afectó a la casi totalidad de la policromía de la imagen al quedar cubierta por una gran cantidad de gotas de una pintura sintética, afectando de forma muy llamativa al rostro.

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Aspecto inicial del rostro de San Juan Evangelista antes de su restauración. Fotografía: Taller Amaro de Conservación y Restauración
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Aspecto final del rostro de San Juan Evangelista tras su restauración. Fotografía: Taller Amaro de Conservación y Restauración.

Estudiadas todas estas alteraciones, se creó un diagnostico del estado de conservación y se diseñó el protocolo para la restauración de San Juan.

Iniciamos la restauración consolidando zonas en peligro de desprendimiento, como la fractura en los dedos de la mano izquierda y la policromía en la junta de unión entre brazo izquierdo y el tronco.

Los procesos propiamente de restauración se inician con la limpieza de la policromía, realizando catas para elegir el sistema de limpieza más idóneo.

Por las distintas naturalezas de los elementos a eliminar se combinó: una limpieza física para eliminar gotas de pintura, cal, cera, masillas de antiguas reparaciones; y una limpieza química para eliminar contaminación ambiental, suciedad grasa y antiguos repintes plásticos.

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Proceso de eliminación de repinte brazo izquierdo de San Juan Evangelista. Fotografía: Taller Amaro de Conservación y Restauración.
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Imágenes de la evolución en el proceso de restauración de la espalda San Juan Evangelista. Fotografía: Taller Amaro de Conservación y Restauración.

Tras la limpieza, se protegió la policromía original con el barnizado, para iniciar la reconstrucción de los volúmenes y zonas de policromía perdidas. Para recuperar las zonas con mayores pérdidas, como los dedos del pie y mano izquierdos, fueron  repolicromados por similitud a los dedos de la mano y pie derechos. O para la recuperación de la manga izquierda, se estudió las formas vegetales doradas y delineadas en verde oscuro que decoran la túnica.

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Imágenes de la evolución en el proceso de restauración del pie de San Juan Evangelista. Fotografía: Taller Amaro de Conservación y Restauración.

Finalmente, el trabajo más minucioso fue la recuperación del oro que presentaba numerosas zonas perdidas y arañadas. Y el redorado de la base con el que se pudo recuperar el burilado y decoración original del oro.

Vuelvo a agradecer a la Hermandad de Nstro. Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista, el haber confiado en mi trabajo y experiencia.

Es una gran satisfacción devolver su imagen a San Juan Evangelista para que los feligreses y personas de Herencia la redescubran y disfrute de su cuidada policromía y anatomía realista, de la expresividad de sus formas y su bella expresión.

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