El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha expresado su preocupación ante la reciente decisión de la Generalitat de Cataluña de asumir competencias en materia de inmigración. En una intervención desde Ciudad Real, García-Page advirtió sobre la progresiva desconcentración de competencias hacia las comunidades autónomas, afirmando que «a España cada vez le queda menos Estado». Este desarrollo ha generado inquietudes debido a la posibilidad de que las políticas migratorias se fragmenten si cada autonomía adopta su propio enfoque.
La controversia se desencadenó tras el anuncio del ministro de Salud, José María Illa, sobre la transferencia de estas competencias a Cataluña. García-Page subrayó la importancia de que la vigilancia de las fronteras siga siendo una competencia del Estado central, dado su carácter integral para la cohesión nacional. Estas declaraciones reflejan su escepticismo frente a la lógica de permitir que cada comunidad autónoma gestione la inmigración de manera independiente.
El mandatario castellanomanchego se mostró crítico ante la posibilidad de que este movimiento sea interpretado como un intento de ciertos sectores independentistas de gestionar el flujo migratorio en interés propio, especialmente en lo que concierne a los no españoles. Su preocupación radica en que tal medida podría afectar negativamente la coherencia y unidad de las políticas nacionales.
«Sinceramente, ese modelo así planteado yo no lo puedo compartir», manifestó García-Page, abriendo la puerta a un debate más amplio sobre el tema y a la posibilidad de un cambio de opinión en el futuro. Sus declaraciones apuntan a la necesidad de un diálogo más profundo sobre la gestión de la inmigración en España, considerando no solo las implicaciones directas sobre las autonomías, sino también el impacto potencial en la cohesión nacional.