La Fiscalía ha solicitado una dura condena para dos acusados en relación con la muerte brutal de un vecino de Alborea, un pequeño municipio en la provincia de Albacete, que tuvo lugar en 2014. Se trata de F.M. e I.F., de nacionalidad rumana, quienes enfrentan la posibilidad de pasar 18 años en prisión: 15 años por homicidio y tres por un delito de robo con violencia en grado de tentativa. Además, se ha propuesto que, tras cumplir su condena, se les imponga una libertad vigilada de seis años.
Los dos acusados fueron arrestados en 2022, tras ocho años en busca y captura. F.M. fue detenido en el Reino Unido y I.F. en Rumanía. Estas detenciones fueron posibles gracias a la eficaz colaboración de Interpol y las fuerzas de seguridad de ambos países. Se les acusa de haber ingresado en el domicilio de J.N.V., un anciano de 70 años que vivía solo, con la intención de robar. Al ser sorprendidos por la víctima, los acusados habrían reaccionado violentamente, dejando rastros de ADN incriminatorios en el anciano.
El ataque, según el relato oficial, fue implacable. Incluso cuando J.N.V. yacía en el suelo, presuntamente golpeado, los dos hombres continuaron saqueando la vivienda sin mostrar preocupación por la vida del anciano. La autopsia concluyó que la muerte fue consecuencia de los brutales golpes que le propinaron, confirmando que el cuerpo del anciano quedó abandonado en la cocina.
Dado que J.N.V. no dejó un inventario claro de los objetos en su hogar, no se han podido identificar con precisión los bienes sustraídos. Aun así, la hermana de la víctima ha reclamado una indemnización de 90.000 euros, que la Fiscalía ha respaldado, exigiendo también los intereses legales pertinentes.
La macabra escena fue descubierta por un familiar días después, al notar la ausencia inusual de noticias de J.N.V. Desde el inicio, la Guardia Civil sospechó que el anciano había sido víctima de una agresión fatal vinculada a un robo. Las muestras de ADN recogidas durante la autopsia coincidieron con otras encontradas en un robo en Teruel, lo que permitió identificar a uno de los sospechosos, ya seguido por otros delitos en la misma comarca.
El avance decisivo en la investigación se debió al análisis de perfiles en redes sociales, que condujo a la identificación de un segundo sospechoso. Una muestra genética de un banco de sangre de la Comunidad Valenciana fue clave para enlazarlo con la escena del crimen. Una vez emitida la orden europea de detención, se logró su captura y extradición a través de procedimientos judiciales que llevaron a los acusados a prisión provisional en España.
Esta semana, el caso ha cobrado un nuevo impulso, ya que se ha programado el juicio en el Juzgado de Instrucción de Casas Ibáñez, en Albacete. La comunidad espera que se pueda hacer justicia y cerrar así un capítulo oscuro que ha marcado a la localidad durante casi una década.
