Los embalses de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, han experimentado una notable disminución en sus niveles de agua esta semana, con una reducción total de 7,07 hectómetros cúbicos. Actualmente, estos embalses almacenan 1.407,44 hectómetros cúbicos, lo que representa el 55,89% de su capacidad total de 2.518 hectómetros cúbicos, según informa la Confederación Hidrográfica del Tajo.
El embalse de Entrepeñas ha registrado una disminución de 0,81 hectómetros cúbicos, acumulando ahora 591,4 hectómetros cúbicos de su capacidad máxima de 813. En tanto, el embalse de Buendía ha experimentado un descenso más significativo de 6,26 hectómetros cúbicos, alcanzando un almacenamiento de 816,04 hectómetros cúbicos de su capacidad total de 1.705.
La situación es distinta en otros embalses de la provincia de Guadalajara. El embalse de Almoguera ha aumentado ligeramente sus reservas en 0,36 hectómetros cúbicos, alcanzando un total de 6,34 hectómetros cúbicos de los 31 que puede almacenar. En contraste, otros embalses han visto reducidas sus reservas: El Atance ha disminuido en 0,29 hectómetros cúbicos, quedándose con 28,4 hectómetros cúbicos de una capacidad máxima de 35; Alcorlo ha perdido 1,9 hectómetros cúbicos, situándose en 136,18 de los 180 que puede embalsar; y Bolarque ha disminuido en 2,38 hectómetros cúbicos, registrando 24,53 de los 7 que tiene como capacidad máxima.
Además, el embalse de Beleña ha bajado en 1,36 hectómetros cúbicos, con un total acumulado de 32,86 de su capacidad de 53. El embalse de La Tajera también ha visto una disminución con 0,85 hectómetros cúbicos menos, quedando en 44,6 de un total de 59. Pálmaces ha perdido 1,24 hectómetros cúbicos, alcanzando 19,16 de su máximo de 31, mientras que El Vado ha bajado en 2,01 hectómetros cúbicos, almacenando 30,1 de los 56 que puede albergar.
Por su parte, en la provincia de Cuenca, el embalse Molino de Chincha ha registrado una leve disminución de 0,09 hectómetros cúbicos, situándose en 5,97 por debajo de su capacidad máxima de 6.
Estos cambios en los niveles de agua de los embalses reflejan la continua variabilidad y los desafíos en la gestión de los recursos hídricos en la región, especialmente en una época de creciente preocupación por el impacto del cambio climático en el abastecimiento de agua.
