En la Feria de Albacete, el stand de la Diputación ha emergido como un vibrante escenario de viaje cultural y etnográfico, destacando la rica tradición pastoril de El Ballestero. Figuras relevantes como Santi Cabañero, presidente de la Diputación de Albacete, y Daniel Garrido, alcalde de El Ballestero, se han dado cita junto a investigadores y empresarios locales para celebrar y poner en valor este patrimonio.
Cabañero ha inaugurado el coloquio, presentado por Raquel Cortijo, enfatizando el papel crucial del pastoreo en el ámbito rural y su potencial como estrategia contra la despoblación. El enfoque central ha sido la importancia de las vías pecuarias, como la Cañada Real de Los Serranos, y la exquisita gastronomía derivada del pastoreo, destacando la torta de pastor.
En el marco del evento, se ha discutido el libro ‘Y estaban el pastor, el perro y la garrota. El pastoreo tradicional en el Campo de Montiel’, considerado una referencia clave en la materia y base del contenido presentado en el stand provincial.
El Ballestero ha recibido elogios por su oferta de recursos y servicios, incluyendo su prestigiosa biblioteca municipal y su enfoque educativo. Además, se ha subrayado la diversidad y el profundo respeto por la naturaleza intrínseco al pastoreo. En consonancia con el Año Internacional de los Pastizales y los Pastores, se ha destacado la importancia de continuar homenajeando esta tradición.
Desde una perspectiva empresarial, Antonio Cano, gerente de ‘El Conchel’, ha ejemplificado cómo la tradición pastoril puede transformarse en una exitosa empresa de renombre internacional.
Una de las peculiaridades del evento ha sido la mención de ‘El Blanco’, una tradición enmascarada exclusiva de El Ballestero que fomenta la participación femenina. Para cerrar con broche de oro, el Grupo Coros y Danzas El Trillo deleitó a los asistentes con una nota folclórica.
La jornada concluyó con la entrega de obsequios artesanales a los protagonistas, encapsulando la esencia y tradición de la región. Este evento ha demostrado cómo tradición, cultura y espíritu empresarial pueden unirse para promover y preservar las prácticas rurales.
