El Carnaval de Herencia. La identidad de un pueblo

¡Por fin, ya esta aquí! Esta es la exclamación que gran parte del pueblo de Herencia se hace cuando se aproximan estas fechas. Y es que Febrero es sin duda el mes más esperado por todos los herencianos, pues durante el mismo tiene lugar la celebración de la fiesta más popular y fantástica de todo el calendario festivo de esta localidad, el carnaval, esa vía de escape que une tradición y modernidad y que aparece perfectamente definida en la frase de Oscar Wilde: “dad un antifaz al hombre y sólo así será el mismo”. Es pues, una fiesta cargada de alegría, magia, y ensoñación, preparación, antaño, para hacer frente a la época cuaresmal y momentos para el disfrute, sin perjuicios ni suspicacias, hoy, ayer y siempre.
Si echamos brevemente la vista atrás parece que fue ayer cuando, hace ahora 19 años, el entonces presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José Bono, acudía, un martes de carnaval, a esta localidad manchega para ser partícipe junto al resto de herencianos y herencianas de su fiesta grande, de su alegría, y de sus bromas. Ese día era el gran desfile de ánimas conocido popularmente como el Ofertorio, en el cual las gentes del pueblo entraban a ofrecer diferentes artículos para las ánimas. Como buen invitado, José Bono también ofreció, y lo hizo a de forma espectacular, anunciando para alegría de todos los habitantes de esta localidad, que en breve, el carnaval de Herencia, nuestro carnaval y el de todos, sería declarado Fiesta de Interés Turístico Regional, algo que se hizo realidad poco después cuando, en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha del 28 de Abril de 1987, aparecía publicada la resolución de 20 de Abril de 1987 de la Dirección General de Turismo, por la que se otorgaba tan ansiado título.

Y es que el carnaval de Herencia esta repleto de magia, vistosidad, alegría, tradición y buen hacer, que lo convierten en señero en toda la región. Así, su característico Perlé, convertido en todo un icono de esta fiesta, es único y sin par. Ataviado con su pijama a rayas abre la marcha de todos los desfiles poniendo orden en los mismos y persiguiendo, a golpe de látigo en el suelo, a la chiquillería que simula temerle a la vez que le desafía con el antaño grito de “Perlé, por a’onde… por la botica de Conde” o el más moderno de “Perlé pincha huevos”.
Las graciosas y siempre entrañables jinetas son otra de las figuras que personalizan y caracterizan la singularidad de estos carnavales. Son parejas de niños ataviados con trajes tradicionales o de época que, junto con las autoridades de la localidad y la banda de música, cierran todos los desfiles del carnaval, mientras portan coronas y ofrendas en honor de las ánimas, cumpliendo así las promesas realizadas por una familia. Estas jinetas, antaño, eran recogidas en sus casas por las mayordomías, las cuales, a su vez, se hacían cargo de los gastos de misas y celebraciones en honor de las ánimas, así como también del llamado “refresco”, invitación a determinadas personas de una pequeña merienda a base de barquillos, roscas utreras, rosquillas, mistela, así como otros productos gastronómicos tan característicos e inherentes a esta fiesta. Hoy día, sin embargo, las jinetas representan a cada uno de los gremios del lugar: Industria, Servicios, Panaderos, Comercio, Ganaderos, Hortelanos y Ayuntamiento, y el refresco en lugar de tomarse en la casa del mayordomo se realiza en el Palacio del Carnaval, donde todo el pueblo de Herencia se reúne para continuar la fiesta iniciada con los pasacalles conformados por las charangas, murgas, estudiantinas, comparsas, mascaras, gigantes y cabezudos que llevan la alegría e ilusión a todas las calles de la población.
Tan mágica fiesta se inicia el Domingo de las Deseosas, Domingo anterior al de Carnaval durante el cual, el pueblo, ansioso de disfrazarse y empezar a disfrutar ya de los días de fiesta del carnaval, acude a los baúles de su casa para desempolvar los trajes, disfraces y máscaras, y de esa manera echarse a las calles sin esperar la invitación oficial de las autoridades. Este día tiene una especial importancia la máscara callejera, una seña de identidad más de nuestro carnaval ya que ésta continuó vigente incluso tras los años de nuestra incivil guerra, durante los cuales fue prohibida la celebración de esta popular festividad. Las calles y plazas del pueblo se llenan durante este día, pero también durante el resto del carnaval, de máscaras que ataviadas con lo primero que encuentran y armadas con un plumero o un cepillo de zapatos dan la murga a conocidos y desconocidos al son del popular “a que no me conoces”, llenando de chanzas, parodias, burlas y buen humor todos los rincones de la población.
Continúa la fiesta con la Semana de Tambores, que discurre desde el Domingo de las Deseosas hasta el Domingo de Carnaval, y de esta forma llegamos al día del Ofertorio, día grande de la festividad, que tiene lugar el martes después del Domingo de Carnaval. Antaño este día el pueblo entero entraba a ofrecer diferentes artículos para la puja de ánimas que tenía lugar a continuación, hoy, sin embargo, ha evolucionado hasta convertirse en uno de los desfiles más bellos y hermosos de toda la región, repleto de bailes, colores, músicas, luz y alegría. Con motivo del mismo acuden a nuestra localidad multitud de charangas, murgas, comparsas, estudiantinas y carrozas de toda nuestra geografía, siendo un referente en toda la región, no sólo para los grupos de animación del carnaval, sino también para los vecinos de otros municipios que acuden a Herencia con el ánimo de vivir un jornada llena de magia y repleta de fantasía. Además, justo antes de este desfile, tiene lugar el tradicional puñao a las puertas del ayuntamiento, en el cual se le da, a todas las gente que lo solicita unas “alcagüetas”.
Finaliza esta festividad al día siguiente, con una última parodia, el entierro de la sardiana, donde se simboliza el triunfo de Doña Cuaresma sobre Don Carnal. La sardina es llorada, por todo el pueblo, en la plaza de la localidad, para posteriormente ser conducida hasta la cercana Sierra de San Cristóbal donde se le da sepultura. Durante este día los colores del carnaval son sustituidos por el negro del luto, anunciándose así el periodo de abstinencia que empieza con la Cuaresma, pero sin dejar por ello de lado las risas y buen humor que caracterizan todos los días del carnaval.
Son pues once días llenos de alegría y diversión, donde todo el pueblo se hace uno para disfrutar y participar de la fiesta, para divertirse y hacer que otros se diviertan. Con un antifaz, un disfraz o una máscara, todo vale, en el escenario del carnaval en el cual se representa un mundo al revés donde todo es posible y nada está establecido, pues como suele decirse en Carnaval todo pasa.

Claro Manuel Fdez.-Caballero
Monitor del Taller de Historia Local de Herencia.
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