Herencia es una típica villa castellano-manchega, emplazada en la provincia de Ciudad Real. Uno de los edificios más emblemáticos de la población, y sin duda uno de los más queridos, es su convento mercedario donde los herencianos veneran con amor a pasión, a nuestra Madre de la Merced, llamada aquí en su plural de las Mercedes y apodada con el título de “La Hermosona”. El citado convento, fundado para la rama descalza de la Orden por el Infante don Juan-José de Austria, cumplió el pasado año 350 años de existencia. 350 años de vida dan para mucho. Los vaivenes de la historia hicieron que el 1899 los calzados mercedarios se hicieran cargo de la Iglesia, no así del antiguo convento que, tras las leyes desamortizadoras del siglo XIX, pasó a desempañar las funciones de Ayuntamiento.
Un capítulo relevante de esta nueva etapa mercedaria en Herencia, en su rama calzada, lo protagoniza la presencia en el pueblo del noviciado de la Provincia de Castilla. Todavía hoy, son muchos los mayores que recuerdan y añoran la estancia en el pueblo de un numeroso grupo de jóvenes que, año tras año, se preparaban en el noviciado para profesar en la Orden de la Merced, y alegraban y solemnizaban con su presencia la liturgia y las celebraciones de la iglesia conventual.
Fue un rescripto, fechado el 10 de agosto de 1956, el que trasladó el noviciado desde Verín (Orense) hasta Herencia. Era Provincial el P. Antonio Ibarrondo, que dio gran impulso a la Obra de Vocaciones Mercedarias, estableciendo en las comunidades triduos, limosnas y becas para tal fin. Los jóvenes novicios habitaban lo que ahora se denomina Casa de Herencia, un edificio solidamente construido, alternando en su armónica fachada el ladrillo cara vista con la piedra, y provistas sus ventanas con artísticas verjas de forja. En su interior un luminoso patio central articulaba las diversas dependencias entorno a él, siguiendo las construcciones típicas de La Mancha. Pero su elemento más característico era un elevado puente pasadizo que comunicaba el noviciado con la parte alta de la iglesia y tenía acceso directo al coro, de ese modo los novicios acudían a los rezos sin tener que atravesar la calle y huían así de posibles miradas indiscretas. Todavía hoy, un escudo mercedario corona su puerta principal, en la misma aparecen talladas las iniciales J. E. recuerdan a Don José Enríquez, que en el lejano 26 de septiembre de 1901 había dado en arrendamiento a los mercedarios, por tiempo indeterminado y con ciertas cláusulas, esta casa levantada en lo que se llamaba Pretil del convento.
Por 1956, se vivía en lo religioso un momento de cierto esplendor restauracionista, tras el duro varapalo de la pasada guerra civil. Ese año se conmemoró lo que se pensaba era el VII centenario de la muerte de San Pedro Nolasco, y La Merced herenciana se sumó al evento encargando una bella y artística talla del fundador a los Talleres Rabasa de Valencia. Del año siguiente conservamos un opúsculo titulado “Mercedarios”, editado por Sáez de Madrid y patrocinado por el insigne bienhechor Don Gabriel Enríquez de la Orden, donde, en plan propagandístico y vocacional, se dan cumplida cuenta del trabajo en pro de las vocaciones desarrollado por toda la Provincia.
Los primeros novicios herencianos fueron nada más y nada menos que 24. En el Libro de Crónicas del convento hemos encontrado la siguiente nota, referida a 1956: “El día 18 de septiembre llegaron a esta casa…24 chicos para comenzar el noviciado. De ellos 22 son para Estudiantes y los otros dos para Hermanos de obediencia. El P. Maestro de los novicios es el P. Antonio Estévez. Este es el primer curso que comenzará en Herencia el noviciado. Otros dos novicios han venido de Verín para terminar aquí el año de noviciado que lo terminarán el 9 de enero del 57. Son Fr. Elisardo Rodríguez Nieves y Fr. Francisco Rodríguez Fernández.” Por la estampa recordatorio conservada, los 24 novicios, encabezados por el herenciano Fr. Antonio Villarreal Fernández, iniciaron oficialmente el noviciado el 21 del mismo mes de septiembre. Se principió con ello, una serie de años en los que el convento de La Merced de Herencia acogía anualmente a aquellos jóvenes que querían formarse en la vida religiosa dentro de la Provincia Mercedaria de Castilla, situación que duró hasta septiembre de 1964, año en el noviciado fue trasladado hasta el Monasterio gallego de Poio.
Y paradojas de la vida, no olvidemos que la historia se repite, justo al cumplirse 50 años del inicio del antiguo noviciado, éste regresa de nuevo desde Verín a Herencia, como en los mejores tiempos. El 11 de septiembre del 2006, dos jóvenes de Jerez, Francisco Varela y Miguel Ángel Aguado iniciaron aquí su noviciado, enlazando el pasado con el presente y siendo promesa de futuro de un posible renacer vocacional en La Merced.
Artículo publicado en la Revista Grilletes.
Noviciado Mercedario 2006-2007. Marzo, Nº7 HERENCIA (C. Real)