Empiezo este anecdotario recordando como desde niños, visitábamos el paraje de la Rendija, introduciéndonos en la espectacular grieta que nos transportaba a momentos de una prehistoria que nos había dejado el legado de algunas pinturas rupestres. El final del recorrido solía ser la visita de una pequeña entrada, muy escondida por la vegetación, de una mina en la base de la sierra del Tocón, a la que accedíamos arrastrándonos y serpenteando unos cuantos metros en su interior. No puedo dejar de recordar al que fue mi profesor, “Pepe” Almodóvar, que nos inculcaba el valor histórico de aquellos parajes y que despertaba nuestra imaginación infantil ante aquel yacimiento minero, posiblemente de origen romano.
A lo largo de la historia de Herencia, no existen referencias a la explotación minera en nuestro término municipal. Sólo las reseñas a las canteras de yeso o piedra, son los atisbos más cercanos a la actividad extractora a lo largo del devenir histórico de nuestra localidad.
Así, en 1786, en respuesta al Interrogatorio solicitado por el Cardenal Lorenzana, el párroco de Herencia Don Antonio Folgar, en lo relativo a las minas del lugar, respondió:
No ai salinas de piedra, ni agua, ni piedras preciosas, ni minas de metal ninguno, pero si ai canteras de yeso mui abundantes y especial y mui inmediatas a la poblacion y tambien ornos donde se hace mucha cal; carece de ornos de ladrillo y teja y me persuado es desidia, pues el terreno es preciso sea a proposito y nace ebidentemente de tener teja y ladrillo en Villafranca, una legua de esta villa, que traiendola de alli tal bez sale mas barata que labrandola aqui y, tal vez, de, mayor calidad, pues habiendola labrado en los tiempos antiguos dicen que sacaba calidad.
Tambien ai canteras de piedra en- los cerros de San Cristobal, de una especie de pedernal floxo que con facilidad y a pocos golpes se hace piezas y mui buena y firme para cimientos y fabricar casas.
Sin embargo, a mediados del siglo XIX, si existió una actividad minera en el pueblo; que si bien no alcanzó niveles de gran importancia económica, si tuvo que representar una fuente de ingresos a tener en cuenta en la economía local del momento.
La mayoría de las explotaciones mineras que se citan a continuación eran de las denominadas ferruginosas, donde se extraía hierro. En alguna ocasión, se encontraron vetas de plata, pero de escasa importancia. Quizá la mina de plata más conocida, cercana a la localidad herenciana es la de “Las Cabezuelas’, antigua mina romana situada a las afueras de Camuñas (Toledo) y de tan trágicos recuerdos relativos a la Guerra Civil Española.
En 1855, el Boletín Oficial de la Provincia del 22 de Noviembre, se hace eco de la circular que el Gobernador Provincial, Don Ramón Cuervo, redacta en la que se determina la visita de los ingenieros Luís Natalio Monreal y Diego de la Viña para el “reconocimiento y demarcaciones de minas en esta provincia”. Unos días después, nos encontramos con el listado de las minas pertenecientes, entre otros, a los términos municipales de Puerto-Lápiche, Alcázar de San Juan y Herencia.
El cuadro donde se resume el nombre de esas minas, sus propietarios y representantes ante la Administración es el siguiente:
Tras un proceso preliminar de visita por parte de los ingenieros a estas minas, seguía un proceso por el cual y ante los informes de los facultativos pertinentes se procedía al registro de la mina.
Como muestra del registro de algunas de las ubicaciones expuestas en el cuadro anterior, nos encontramos el 3 de Enero de 1856, que mediante decreto del Gobernador Provincia se admitía “sin prejuicio de tercero, las solicitudes de registro de las minas siguientes”: