CONMEMORANDO EL PASO DE LA RICA MOZONA A LA HERMOSONA,
Con la presencia del primitivo Niño Jesús de la Merced
Texto de : Mario ALONSO AGUADO, O. de M. Académico y Escritor
En el marco celebrativo de la Feria y Fiestas Patronales, que el pueblo de Herencia (Ciudad Real) dedica cada año a la Virgen de las Mercedes, tuvo lugar la inauguración y presentación de un panel cerámico conmemorativo del 75 aniversario de la llegada de la nueva talla de la Virgen mercedaria a aquella localidad castellano-manchega. El pasado 23 de septiembre, tras la misa nocturna de la Descensión, fue descubierto el nuevo panel evocativo de la venida -desde los Talleres Reixach de Barcelona a Herencia- de la imagen que venía a llenar el vacío producido por la pérdida de la tan venerada y querida imagen de la Virgen Redentora de Cautivos, destruida en la guerra de 1936. La sensación que causó la belleza del rostro de la nueva imagen, al llegar en 1940, hizo que fuese rápidamente apodada por el pueblo como La Hermosona. Trabajo les costó a los herencianos olvidarse de la majestuosidad de la primitiva talla, aquella que fue conocida siempre como La Rica Mozona, dada la galanura y esbeltez de su figura. La enorme devoción del pueblo herenciano para con su Virgen hizo que pronto fuese coronada por el obispo de la diócesis de Ciudad Real, y más tarde nombrada Alcaldesa Perpetua por parte del alcalde de la localidad.
El panel, puesto en la fachada del antiguo noviciado mercedario -la actual Casa de Herencia, sede de los Servicios Sociales Municipales- está compuesto por 24 azulejos con unos dibujos de carácter popular, de trazos más bien sencillos y colores un tanto apagados. La inscripción es lo suficientemente elocuente: “En esta plaza, Herencia volvió a ver la cara de su Stma. Madre de las Mercedes y se rindió a sus plantas para que nunca se apagara la devoción centenaria de sus gentes”, “75 aniversario de la llegada de la nueva imagen. 23 de septiembre 1940-2015”, “Herencia agradecida a su Madre Santísima”. Dicha escena se plasma a la derecha, donde aparece la imagen de la Virgen y un grupo de frailes suplicantes y gente fiel arrodillada a sus pies, teniendo como fondo la sierra de Herencia coronada por un par de molinos, sus aspas se lanzan libremente al viento. A la izquierda, los frutos de la vid, típicos productos de la tierra, nos hablan de la redención eucarística y nos recuerdan la recolección de la uva, su pisada, y el dulce olor a mosto que inunda los atardeceres otoñales en medio de las fiestas patronales. Debajo de los racimos de uvas un ramo de nardos blancos, son el exorno predilecto a la hora de adornar la carroza procesional, simbolizan la pureza de María y evocan el aroma que impregna la procesión de la Virgen de las Mercedes, cada 24 de septiembre, mes mariano y mercedario en Herencia; grandiosa manifestación de religiosidad popular y fe, con un gentío inmenso en todo el recorrido procesional, inundando a su paso calles y plazas. En el plano superior, dos angelotes barrocos revolotean portando escapularios mercedarios, y grilletes y cadenas rotas, distintivos de la espiritualidad y carisma de la Merced. Flanquean, a ambos lados, sendos escudos heráldicos: el mercedario y el del municipio. El panel es obra del afamado ceramista andaluz Pedro Palenciano Ruiz, autor de numerosas placas y retablos devocionales, en fachadas de iglesias o edificios públicos, representando casi siempre a Cristos, Vírgenes o santos, vinculados en su mayor parte al mundo de las cofradías y hermandades.
Pero si significativo ha sido el nuevo panel cerámico, no lo ha sido menos la traída temporal, al Convento de Herencia, del primitivo Niño Jesús que portaba la antigua Virgen de las Mercedes, salvado milagrosamente de su destrucción en la pasada guerra civil. Hace ya nueve años que lo pudimos localizar en una colección particular de Madrid. Lo dimos a conocer a través de una colección de postales editadas por la Asociación de Amigos de la Virgen. Una magnifica fotografía, de Claro-Manuel Fernández-Caballero, y una breve reseña histórica, que escribí yo mismo en el reverso, difundió su imagen por todo el territorio nacional. Fue en el 2006, coincidiendo con el 350 aniversario de la fundación del Convento de Mercedarios Descalzos de Herencia. Entre otras cosas llegué a reseñar: la talla del Niño es excelente, barroca, bella y armónica. La imagen es de madera policromada. El Divino Infante es representado con un rostro lleno de encanto e ingenuidad infantil, el anónimo escultor trabajó profusamente el tratamiento de la cabellera, disponiendo los cabellos a ambos lados de la cabeza con una raya al centro, sobresaliendo las ondulaciones y los rizos. La anatomía está muy bien tratada, el Niño, tallado completamente desnudo, flexiona la pierna izquierda logrando un movimiento lleno de vitalidad y naturalidad. Eleva el brazo derecho, en ademán de impartir la bendición con los dedos de esa mano, al tiempo que cierra la mano izquierda para poder portar el cetro real y el escapulario de la Merced. Está asentado en una peana de época, adquirida en un anticuario madrileño y, como Dios trino y uno, va coronado con potencias de plata rematadas por diamantes.
Este tipo de imágenes del Niño Jesús -de pie, sedente o recostado, según los casos- adquieren una especial notoriedad en estas fechas de la Navidad. En los monasterios femeninos de clausura, por ejemplo, abundan sobremanera teniendo con ellos bellas ceremonias o ritos entorno a Misterios o Nacimientos, etc. el Niño alcanza protagonismo máximo dentro de los muros de los claustros. En las fiestas propias del ciclo litúrgico navideño también sobresalen días señalados con acento popular y marcado tipismo: El Niño Manuel, el Dulce Nombre de Jesús, la circuncisión del Señor, rito iniciativo judío, llamado Brit Milá; el Bautismo del Señor…fiestas que se prolongan hasta el 2 de febrero, con la celebración de la Presentación del Niño en el Templo, la popular fiesta de las Candelas o de la Candelaria. Fiestas locales, celebraciones, procesiones… en las que el Niño Dios luce con luz propia. Algunas de ellas han sido declaradas de Interés Turístico Nacional, caso de la Fiesta del Bautismo del Niño, en Palencia, cada 1 de enero, cuando toda una ciudad se moviliza y sale alegremente a la calle a festejar y celebrar.
Lamentablemente, la talla del Niño que portaba la antigua imagen Virgen de las Mercedes de Herencia ya no está en su Convento, la custodian manos particulares en una colección privada. Pero no podemos olvidar que esa talla forma parte de la memoria colectiva de nuestros mayores, es un bien de interés cultural y referencial, es un patrimonio del pueblo ya que posee -al margen de su mérito artístico- un alto valor sentimental. Para paliar, en parte, esta ausencia, pienso que no sería difícil encargar una réplica exacta del Niño Jesús de la Merced. Ello llevaría a afianzar raíces del pasado y a consolidar la fe e identidad de un pueblo, el de Herencia, que siempre sintió y respiró aires de Merced.
(Artículo publicado en el Extra de Navidad de “El Semanal de la Mancha”, jueves 24, diciembre de 2015)