“…tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma, a su morada primera.” (Cap. XIV, 1ª parte de “El Quijote”)
“Otra vez al cien por cien, con las pilas cargadas, las baterías llenas”, así empezabas tu mensaje esta mañana. Escucharte con esa entereza y ese ánimo hace, fíjate, que me levante la moral a mí que el único esfuerzo de hoy es aguantar el calor inmisericorde que tenemos por estos lares. Y tú, Elías, que te enfrentarás a un pedaleo de más de ochenta kilómetros, subiendo cuestas que ya presumen la cercanía de los Alpes, empiezas el día con una sonrisa y con un envidiable estado de euforia.
Te invitan a desayunar y levantas la expectación de todos los que te ven a primera hora describiendo “lo que tenías entre manos”.
Me encanta cuando recibo tus audios y se te escapa alguna palabra o frase en francés. Esto es muestra inequívoca de que tu adaptación a lo que te rodea es total.
Sales de la espléndida Avignon y pasa por el jovencísimo pueblo de Le Pontet (que se independizó en 1925 de Aviñón), luego atraviesas el término de Bèdarrides (atravesado por el ya conocido río Ródano), y pasas por la pequeña Sablet (con sólo 1300 habitantes) antes de llegar a Vaison-la-Romaine.
Y ha habido paella. Un grupo de lugareños, en plena fiesta, estaban degustando una y, por supuesto, has sido invitado a consumirla tú también. Momento especial donde además te han dado una buena ración para la cena de esta noche.
Vaison-la-Romaine lo defines, sin duda, como la localidad más bella que has visitado hasta ahora. Situado a orillas del río Ouvèze, la villa está dividida dos partes; la parte baja donde se encuentra la vieja ciudad romana y la parte alta, donde está el castillo y la villa medieval. Toda esta zona fue habitada en la Edad de Bronce, y el primer núcleo poblacional lo construyeron los celtas.
Su patrimonio arqueológico es inmenso destacando el Teatro Antiguo (erigido en el siglo I d.C. durante el reinado del emperador Claudio, siendo catalogado como Monumento Histórico desde 1862), la Catedral de Notre Dame (construida por primera vez en época merovingia, siglo VI, y reconstruida en estilo románico provenzal en el siglo XII), el Castillo de los Condes de Toulouse (construido en 1195 por el conde de Tolosa), la Ciudad Alta o Casco Antiguo (que se construyó a los pies del castillo, siendo sus murallas construidas con piedras de la ciudad romana) y la Iglesia llamada Alta Catedral (del siglo XV).
Tu paseo por las calles de este pueblo lo calificas de impresionante. Pasear alrededor de esos monumentos que parecen hacerte partícipe de toda la historia que guardan en sus adentros, ha sido una experiencia inolvidable.
Tras salir, totalmente impresionado de esta fastuosa ciudad, sigues tu camino hasta Nyons inaugurando nuevo departamento (esta vez el de Drôme). Este pueblo totalmente rodeado de pequeñas montañas, posee un clima muy particular.
Por fin concluyes tu etapa de hoy llegando a Condorcet, un pequeño pueblo que no llega a 500 habitantes, donde tienes alojamiento gracias a la oferta que te hicieron en la noche de ayer dos belgas que tienes una casa de campo a las afueras de la localidad, en lo alto de una montaña. Es tan inaccesible la ubicación del lugar donde hoy pasarás la noche que tienen que bajar a por ti al pueblo con un todoterreno. ¡Soberbio!.
Recibo otro audio tuyo al término del esfuerzo y manifiestas encontrarte “más feliz que una lombriz”. En mitad de tu comunicación oral oigo como saludas a unos franceses con un “bonsoir”, y me aclaras que, como no, a la gente le llama la atención ver a un caballero rodante con tanto entusiasmo. Quieren comunicarse contigo y chapurrean algo de nuestro castellano que tan apreciado es fuera y que, a veces, poco valoramos dentro.
Atravesar la Provenza te ha mostrado imágenes muy bellas en sus paisajes, sus pueblos… y el calor de una gente deseosa de ayudarte para hacerte más afable tu empresa aventurera. ¡Ah! y esta tarde un escudero francés te ha acompañado durante unos 20 kilómetros en tu andadura. Como vemos, fieles Sanchos hay en todos sitios.
Finalmente me has sorprendido una vez más cuando he visto tus conocimientos botánicos. Me cuentas que para tener un detalle con tus anfitriones les has cogido “una planta de basilico” ¿? He tenido que consultar qué es esto hasta descubrir que es un tipo de lo que popularmente conocemos por albahaca; pero tu sapiencia sobre el tema me ha dejado encandilado.
Descansa Perlé Elías que mañana tienes un gran reto ante ti. Un abrazo.
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