
San Pelayo I, Doctor del Temple. Crónica Taurina
POR: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / MEDIAVERONICA.COM
Cuando el sexto de la corrida hincaba los últimos pitones en el albero herenciano, un santo más había nacido para el escalafón ganadero de la Fiesta. Y de la Fiesta del rejoneo. Ya estaba reconocido como tal años antes, pero hoy y ante tres palos distintos del toreo a caballo, ha sacado a relucir todas las virtudes que el “Capea” soñó cuando la locura le llevo a criar toros. ¡Qué clase, qué hondura y qué ligazón!…y las embestidas que enseñaban a torear por sí solas. Y el temple, ¡ay el temple cuántos corazones se llevó! Y lo bueno de la historia es que no sólo el santo hizo creer de nuevo en la fe de los valientes, sino que una de sus discípulas hizo que la Fiesta volviera a creer en su propio valor. De Francia vino, de Sevilla trajo su aroma y de los Peralta su toreo. Y la clase, de Léa Vicens marca. Toreo caro, muy caro, de la gala que enamoró con sus quiebros a una Mancha que se entregó a su toreo.