Era la primera vez en la historia que “Los Moraos” se ponían en la calle fuera de Semana Santa. Su Nazareno lo hacía despacio, cruzando el dintel Jubilar de la Iglesia Parroquial de Herencia en la tarde de ayer y parando el tiempo con su mecida. Una espesa nube de incienso ocultaba su salida y era entonces cuando, silencioso, se presentaba por vez primera a su pueblo.
El ardor de toda una Hermandad y la entrega de todos los colectivos de la misma se hicieron entonces saeta expectante pero silenciosa: su Grupo Joven, portando la Cruz que su Titular saca a la calle en Viernes Santo; su Banda de Cornetas y Tambores, acompañando en todo momento el bacalao de la misma; su cuadrilla de costaleros, portando sobre sus hombros el Paso y su Junta de Gobierno delante del mismo, presidiendo un cinco de abril herrado con letras doradas en el calendario cofrade herenciano.
Antes, la Función Principal fue el acto culminante del Traslado Extraodinario. El Coro de la propia Corporación se encargó de amenizar la celebración, cargada toda ella de una emoción contenida que explotaría precisamente en la conclusión de la misma, cuando la Cruz de Guía y los dos ciriales se ponían en la calle abriendo el cortejo.
El Paso, tan sólo y únicamente iluminado por cuatro faroles de cera, era suficiente para que los pies del Nazareno estuvieran esclarecidos durante todo el trayecto, con simples cardos como exorno floral y sin adornos vanos que rompieran la verdad de lo que en allí estaba sucediendo.
Se alejaba de la Iglesia, la que durante más de cincuenta años había sido su hogar, para buscar de nuevo a su barrio tras cinco meses de ausencia. Al paso por el Colegio de las Hermanas mercedarias, el Paso se paró con las puertas de la capilla del Colegio abiertas de par en par. Era la frontera de entrada a su barrio. Eterna sería la llegada a su ermita, casi veinte minutos más tarde, con todo un barrio echado a la calle y una Hermandad que de nuevo volvió a casa por el Año Jubilar herenciano.
Fotogalería del traslado extraordinario de la imagen de Jesús Nazareno: