“No le sacarán del borrador de su locura cuantos médicos y buenos escribanos tiene el mundo…”. (Cap. XVIII, 2ª parte de “El Quijote”)
En la última conversación mantenida ayer contigo, Elías, me contaste una anécdota que me parece muy interesante para conocer la peculiaridad de esos pueblecitos que has recorrido por la Serranía de Cuenca. Me contabas que cuando te veían y escuchaban los detalles de tu aventura y el por qué de ir vestido de Perlé, lo que más les extrañaba no era el atuendo, ni el querer llegar a las antípodas en bicicleta, sino, curiosamente, la cuestión que más asombraba a algunos lugareños era sobre la necesidad de pasar por esos lugares tan recónditos para ir hasta Nueva Zelanda. No es de extrañar que habitantes de localidades tan diminutas y lugares inaccesibles durante el crudo invierno, se muestren sorprendidos porque un aventurero los ha colocado en su ruta para la confección de su sueño aventurero.
Durante esta primera semana de aventura algún problemilla físico se ha presentado. En concreto un pinchazo continúo en la rodilla izquierda tras la etapa que te llevó a la ciudad de Cuenca. Este malestar físico te ha hecho sufrir en las subidas en la serranía conquense hasta el punto de, según me comentabas al término de alguna etapa, de tener que terminar pedaleando con una sola pierna para descanso del lado izquierdo.
En Albarracín, nuevamente al médico y te diagnostican una posible tendinitis debido al esfuerzo, y aunque tu preparación física es excelente el uso extremo de un conjunto muscular es lo que puede producir el dolor. Te recomiendan la visita a un fisioterapeuta que examine la zona y determine las pautas a seguir.
Pero en estos pequeños pueblos serranos encontrar un profesional en estas fechas, con las vacaciones por medio, es casi imposible. Así que has decidido partir en tren hasta Benicarló, así no pierdes tiempo en tu ajuste de las distancias a recorrer, con vistas a llegar a lugares extranjeros donde el permiso de estancia para recorrer el país lo tienes muy ajustado.
Así que en una decisión complicada, pero creo que acertada, marchas a Teruel (a 38 km de Albarracín) y allí coges el tren hasta la provincia de Castellón, en concreto hasta la estación de Benicarló-Peñíscola (a una distancia de 202 km).
Dos días de descanso muy merecidos y necesarios para poder afrontar las futuras etapas con una garantía física imprescindible.
Bueno Elías, todos esperamos futuras buenas noticias sobre tu rodilla… ahora descansa, y sabiendo que (al igual que hace una semana un total de 8 escuderos herencianos te acompañaron en la primera etapa, que durante estos primeros días no has rodado sólo) ahora tienes paisanos a tu alrededor, debes apoyarte en ellos para que tu ánimo no decaiga y que sepas que todo tu pueblo está contigo en estos momentos de, como tú dices, “impotencia”.
Y recuerda que el propio Don Quijote, molido a palos en múltiples ocasiones, no perdía su ilusión por futuras hazañas. Así que, como ya te indiqué hace unos días, descansa y lo que tenga que ser que sea.
Un abrazo.