Lunes, 5 de septiembre de 2016.
‘‘…que al buen pagador no le duelen prendas, y más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios me ayuda, y yo hago lo que debo con buena intención, sin duda que gobernaré mejor que un gerifalte”. (Cap.XXXIV, 2ª parte de “El Quijote”)
Nueva semana de tu aventura por el mundo que afrontas con la ilusión y vitalidad que te caracteriza. El agradecimiento a la pareja de la que has sido huésped en la noche anterior. Él de Viena y ella de Graz (la segunda ciudad austriaca) que curiosamente se conocieron en un intercambio de estudiantes organizado por AFS, la empresa americana que programa intercambios a jóvenes de 15 y 16 años durante un año en el extranjero. De aquel intercambio estudiantil de hace unos años surgió la pareja que te ha convidado al alojamiento y la pitanza al término de la etapa anterior.
Y saliendo de Bad Häring inicias un transcurrir entre montañas con una sucesión de cuestas y descensos en una etapa de las llamadas rompepiernas. Atraviesas pequeñas localidades tirolesas cuya mayor actividad económica es el turismo alpino de invierno. Así cruzas Blaiken y llegas a Ellmau donde abandonas el distrito del Tirol para introducirte en el de Kufstein (una región austriaca que limita con la región alemana de Bavaria). Prosigues por Going am Wilden Kaiser y Prama hasta llegar a tu destino de hoy en Sankt Johann in Tirol.
Es ésta una ciudad poblada en el siglo IV a.C. por una tribu celta dedicada a la minería del cobre en las montañas de los alrededores. Dominada posteriormente por los romanos perteneció a la provincia romana de Noricum y tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C. pasó a pertenecer al Ducado de Baviera.
En el siglo VIII unos misioneros construyeron una iglesia católica dedicada a San Juan Evangelista y que dio su nombre al lugar. La apertura de las minas de cobre y plata en 1540 aumentó la riqueza del lugar que se mantuvo hasta el siglo XVIII.
Hoy una nueva muestra de la generosidad de la gente. Paras en una tienda para que te revisen a Penélope pues oyes un ruido extraño cuando pedaleas y quieres saber qué problema puede suceder a tu montura. Rápidamente se encuentra el mal en el eje de los pedales, que está partido, y te aconsejan cambiarlo para evitar males mayores. Por desgracia, en el establecimiento no tienen ahora mismo esa pieza por lo que la cura de Penélope queda pendiente en el tiempo. Sin embargo, el encargado del local, totalmente prendado de tu aventura, procede a hacerle un ajuste y engrasado general a tu bicicleta sin cobrarte nada a cambio y, además, regalándote dos barras energéticas para el camino.
Experiencias así hacen, como tú dices, “venirte arriba”.
Hace unas jornadas, cuando estabas en Innsbruck, indicamos como en esta capital tirolesa se encontraba la central de la organización internacional Aldeas Infantiles SOS. Anteriormente, cuando llegaste a la ciudad de Imsk indicamos que es ella, en 1949, Hermann Gmeiner fundó la primera Aldea Infantil SOS del mundo en esta villa. Hoy vemos como esta asociación ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016.
Habrá quien dude del carácter cultural y antropológico de tu aventura, pero por lo que a mí respecta (y sé que a muchos de los que siguen tu periplo) está sirviendo para poner en el mapa una serie de lugares en donde descubrimos particularidades interesantes y curiosas.
¡¡Y además llevando el nombre de Herencia por ellos!!
Un abrazo caballero Elías, y olvídate de cualquier atisbo de desánimo que te llegue al alma. Llegue por donde llegue.
