Carta de presentación de la Feria y Fiestas 2008 de Herencia (Ciudad Real) por el Parroco de Herencia, Julián Martín.
Queridos vecinos de Herencia:
Quiero agradecer, en primer lugar, a nuestro Ayuntamiento y a sus autoridades, la oportunidad de dirigirme a todos a través de este libro de fiestas en honor de la Virgen de la Merced.
Hace unos meses, un numeroso grupo de herencia nos peregrinamos a Tierra Santa. Unos de los lugares más recordado y orado fue Nazaret, el pueblo de María. Allí pudimos comprobar la humildad de su cueva casa en la que el Angel Gabriel le preguntó si quería ser la Madre del Salvador; también estuvimos en la casa de San José, donde María vivió, en familia, junto a Jesús y su esposo, y también fuimos a la Fuente donde la Virgen iba a por agua. Allí comprendimos la sencillez y pequeñez de María, la pobreza real de su hábitat, su calidad de mujer en una cultura solo pensada para el hombre. Sí, allí había vivido la Virgen, Maria de Nazaret, y allí nos estaba dando la gran lección: la de la humildad.
Llenos de la experiencia de María, se comprende mucho mejor su oración del Magníficat donde dice: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque ha mirado la humildad de su Sierva…. El derriba del trono a los poderosos, enaltece a los humildes, a los ricos los despide vacíos ya los hambrientos los colma de bienes» Ella, que vivía en la pobreza y rodeada de pobres, solo podía pedir al Señor que colmara a aquellos hambrientos.
… ¡Cómo hemos disfrazado a María! La vestimos de «señora», mientras ella canta a la humildad. Le hemos quitado el manto y la hemos coronado. En sus manos, abiertas por el trabajo, hemos puesto buenos anillos. Su vestido de nazarena lo hemos cambiado por ricos trocados de hilos de oro; a sus pies desnudos le ponemos buenas carrozas que deslumbren al pasar…. No, no es esta la María bíblica, la de Nazaret. Quedémonos con lo auténtico, con lo divino, con lo verdadero!
Todos estamos llamados a vivir, en estas fiestas en honor de la Virgen de la Merced, unos días de alegría, pero también de entusiasmo apostólico. María es modelo para todos nosotros.
Al recordar su advocación de la Merced le pedimos con fe: ¡Virgen de la Merced, ya ves que aún te queda algo que hacer en el mundo! Aún hay muchos esclavos que gimen entre cadenas y encerrados en prisiones terribles e injustas, Si quieres liberar a tus hijos cautivos, sirviéndote de nosotros, aquí nos tienes, instrumentos fieles en tus manos de Madre.
Felices fiestas.